5 consejos para completar con éxito nuestras primeras ascensiones

5 consejos para completar con éxito nuestras primeras ascensiones

Subcampeón del mundo máster en slalom, montañero de corazón y fotógrafo, el embajador de lujo de Helly Hansen, Javi Alonso Teresa, nos ofrece 5 consejos primordiales para nuestras primeras ascensiones en montaña y alcanzar cimas asequibles, pero que aun así requieren un mínimo de preparación si no queremos limitarnos al camino marcado.

5 consejos para nuestras primeras ascensiones

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Básico y fundamental. Debemos informarnos de la dificultad, de la duración aproximada y del tipo de ascenso y descenso porque, aunque generalmente sean por el mismo sitio, no siempre es así.

Para asegurarnos de no perdernos, pues a la mayoría de cimas con un toque de aventura no se accede por senderos, lo ideal es seguir un track. Para esto la App wikiloc es ideal pues nos permite grabar nuestra ruta desde casa o descargarnos la de otros montañeros.

Una máxima para cualquiera que quiera vivir (y disfrutar) de aventuras en la montaña. ¡Cuidado con la meteo! Siempre, siempre, siempre hay que tenerla en cuenta y consultarla con previsión. Además, hay que tener en cuenta que en la cima no hay opción de resguardo si azota el viento. Por eso, debemos llevar siempre ropa de abrigo adecuada.

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Y no olvidéis que la climatología puede ser muy cambiante. Aunque la previsión fuese del mejor día del mundo. Si veis que la cosa se empieza a poner fea recordad que una retirada a tiempo es una victoria.

También debemos tener en cuenta el horario, pues en las primeras ascensiones es fácil no ser consciente del tiempo que pueda llevar la actividad solo analizando los desniveles y km de la ruta.

Pensad que no se camina a la misma velocidad por un sendero que por la empinada ladera de una montaña, donde también afectará mucho el tipo de terreno que nos vayamos a encontrar.

Al realizar rutas reseñadas veréis que marcan un abanico horario aproximado, que varía según la forma física y técnica de cada uno.

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Al calcular el horario, debemos hacerlo siendo precavidos y con margen suficiente para que no nos pille la noche. Y tened en cuenta que siempre es muy recomendable madrugar ya que en la montaña el clima suele alterarse por la tarde, especialmente en verano.

Sobra decir que, especialmente al iniciarse, es muy importante fijarse bien en cuál es el nivel de dificultad y, por supuesto, ser sincero con las capacidades de uno mismo. Dicho esto, el siguiente paso es comprender y saber cómo funcionan los niveles de dificultad.

Normalmente las guías y reseñas se rigen por la graduación de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA), en la que se valoran dos aspectos de ascensión: la dificultad de pasajes concretos en una escala de I a IV (siendo I la más fácil y IV la más compleja) y la dificultad general de la ascensión o itinerario con una escala de SD/F a ED.

Suena a chino, pero Javi Alonso también nos explica qué representa cada valor.

Dificultad de pasajes concretos:

Nivel I: Una trepada donde es necesario apoyar los brazos y/o requerido el uso de las manos para guardar el equilibrio.

Nivel II: Trepada con muy buenos agarres en el que se usan los brazos para progresar, trepada por una ladera con pocos agarres. En el ascenso se utilizará la cuerda con personas poco experimentadas, a la vez que se recomienda la cuerda durante el descenso.

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Nivel III: Escalada que puede llegar a ser vertical, pero con buenos agarres. Se puede necesitar la cuerda para ascender. Y el descenso se realizará en rapel. Se necesitan conocimientos técnicos de progresar, asegurar y rapelar. Ascensión complicada en condiciones invernales. Se necesitan pies de gatos para personas no expertas.

Nivel IV: Es una escalada propiamente dicha. Vertical con buenas presas, chimeneas, diedros, fisuras poco verticales... Se requiere una buena condición física y se necesitan pies de gatos.

Dificultad general de la ascensión o itinerario:

SD/F (Sin dificultad / Fácil): Ausencia de dificultades o presencia mínima de ellas, generalmente al salirnos de la ruta más evidente y nunca superando pasos de Nivel I.

F (Fácil): Dificultades valoradas como fáciles. En general dichas dificultades rondan el Nivel I aunque pueden parecer algunas de Nivel II.

PD (Poco difícil): Corresponde a una trepada compleja Nivel II. La cuerda puede ser necesaria para montañeros poco habituados, o para todos en algún posible paso aislado de Nivel II+ o Nivel III.

AD (Algo difícil): Es una escalada fácil Nivel III. Puede ser necesario el uso de pie de gato en algún punto. El uso de cuerda es recomendable para montañeros poco experimentados, y para todos en algún paso de rápela durante el descenso.

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D (Difícil): Señala que se trata de una escalada media Nivel IV.

Una norma básica para cuando vayamos a realizar cualquier actividad a la montaña, incluso si es un corto paseo, es que siempre debemos llevar un “por si acaso”.

Ya sea por un cambio brusco meteorológico, o porque suframos un contratiempo (algo tan fácil como torcerse un tobillo), si no llevamos encima una prenda que nos proporcione abrigo y protección contra el viento podemos pasarlo muy mal.

Todavía más si lo que vamos a hacer es coronar cimas que requieren que salgamos de senderos marcados, que pueden suponernos más tiempo del esperado y donde no será fácil encontrar un lugar a resguardo.

Por eso, es importante llevar siempre unas zapatillas o botas que sujeten bien el pie, pantalón (corto o largo en función del clima), una capa interior que abrigue lo suficiente (por ejemplo un plumas fino), y una capa exterior aislante del viento y agua.

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Además, si la ascensión discurre por un pedrero muy empinado es muy recomendable llevar casco. Tampoco podemos olvidar los indispensables: botiquín, manta térmica, frontal con pilas, comida y bebida.

Cuando llega el momento de la ascensión es cuando debemos poner todos nuestros sentidos en marcha y, sobre todo, leer atentamente los consejos que nos ofrece un experimentado como Javier.

Primero, debemos echar un vistazo a la cara de la montaña por la que discurre la ruta, intuyendo por donde debemos subir hasta la cima.

Debemos caminar con la cabeza alta y no con la mirada baja, algo que ocurre con asiduidad, en gran parte porque si no ves la gran pendiente que tienes delante de hace más llevadera. Sin embargo, mirar hacia el suelo puede llegar a provocar que nos salgamos de la ruta y, confundirnos en algún tramo de subida, podría provocar un destrepe o bajada peligrosa hasta volver a retomar el camino correcto.

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Por eso es recomendable levantar bien la cabeza e incluso hacer varias paradas para volver a analizar el ascenso más evidente o comprobar el track en nuestro dispositivo.

Optimizar la carga y material. Los bastones pueden sernos muy útiles en terreno blando, pero molestan cuando debemos subir por una pedrera de rocas grandes. Si ascenso y descenso se efectúan por el mismo sendero, una buena opción es dejar los bastones a la falda de la pedrera.

Lo mismo podemos hacer si llevamos grandes mochilas. Se puede cargar solo una que contenga lo esencial (de ropa, agua, comida y botiquín), y recuperar el resto del equipaje a la bajada.

En este tipo de ascensiones donde la pendiente es elevada, también debemos tener en cuenta que debajo de nosotros puede estar el resto del grupo. Por eso, hay que ser muy cuidadosos con nuestros pasos, para no arrojar piedras a los compañeros.

En caso de que se deslice una piedra, avisaremos inmediatamente al resto del grupo gritando con el máximo volumen posible: “piedra”, para que en ese momento puedan agacharse y cubrirse la cabeza con los brazos. Uno de los motivos por los que, para los ascensos por pedreros empinados, es muy recomendable usar casco.

Durante el descenso debemos ser todavía más precavidos pues es la parte más peligrosa. Es importante mantener el paso firme y, en las zonas más empinadas y/o resbaladizas, acercar las nalgas a la ladera de manera que, si resbalásemos, la caída fuese mínima (centímetros).

De todas formas, en los pasos más delicados donde la pendiente es más vertical, Javi recomienda girarse y bajar de cara a la montaña para así disponer de cuatro puntos de apoyo: las dos manos y los dos pies.

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Como en cualquier otra actividad, nos recuerda que lo más recomendable es comenzar por las ascensiones más sencillas e ir aumentando el nivel conforme vayamos ganando experiencia en ese tipo de terreno.

Su último consejo, no es una actividad recomendada para personas con vértigo, aunque siempre pueden hacer preciosas rutas de trekking.

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