Aletsch Arena. El sol de Suiza

Aletsch Arena. El sol de Suiza

Siempre había querido esquiar en Suiza, ¿qué esquiador no ha pensado alguna vez en hacerlo? Por sorpresa recibí la llamada que me proponía viajar a la estación de Aletsch Arena, en el corazón del Valais, la región Suiza con la que tantas veces había soñado. Sin tiempo para reaccionar, y dejándome llevar por mi instinto primario, contesté rápido: “¡sí! ¿Cuándo?”. Y colgué el teléfono pensando en qué esquís tenía que llevar.

Salimos de Barcelona rumbo a Zurich y en menos de dos horas ya pisábamos suelo suizo. Swiss es una compañía top: cómoda, puntual y segura. Sin salir del aeropuerto tomamos un tren con destino a Brig que dejamos en poco más de dos horas. Y, saliendo de la estación de Brig, en la misma puerta, tomamos el tren con destino a Betten, donde unos 15 minutos más tarde cogíamos el funicular que nos llevó  en 5 minutos hasta Bettmeralp, nuestro destino. Seis horas de Barcelona al hotel Alpfrieden, justo en medio de la estación de Aletsch Arena. Viajar así es un lujo. Todo medido, todo perfecto, calidad suiza.

Esquiar en Aletsch Arena. Vistas, sol y nieve

Despertamos con un día de sol radiante, cielo azul y ninguna nube a la vista. Sorprende salir al balcón de la habitación y darte cuenta de que realmente estás en medio de una estación de esquí. Me fijo en la anchura de las pistas y en el buen trabajo que, desde la distancia, parece que han hecho las máquinas por la noche. El aspecto desde el hotel es inmejorable. ¿Qué esquís me cojo? 

Tras un formidable desayuno nos espera Yasmine, ella nos guiará por la estación y nos acompañará, ahora sí por fin, a elegir esquís a una de las tiendas de Bettmeralp. 

De camino al alquiler descubrimos un Bettmeralp muy tranquilo, un pueblo precioso y sin coches en el que la gente esquía por la calle para desplazarse y a los niños pequeños los llevan en trineo. Bettmeralp, Riederalp y Fiescheralp son las aldeas que conforman la estación de Aletsch Arena. Son unos núcleos urbanos pequeños, libres de coches que favorecen el turismo de tipo familiar y tranquilo principalmente.

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El material que encontramos en una de las tiendas de alquiler es variado y de calidad. Además, apenas tenemos que esperar para ser muy bien atendidos. Creo que para un viaje de pocos días de esquí, como era nuestro caso, el alquiler de los esquís es la mejor opción. Hay mucha oferta y muy buena. Los esquís que elegimos estaban en excelente estado y había una gran variedad dentro de los esquís de alta gama. Es muy difícil no encontrar el material adecuado. Evitas el transporte y te garantizas acertar en la elección de esquí según las condiciones de nieve y la jornada de esquí que tengas por delante.

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Tras unos cuantos remontes y sillas de distintos tipos, por fin nos dispusimos a esquiar desde uno de los puntos más altos de la estación. Impresiona mucho mirar a tu alrededor y ver la cantidad de enormes y preciosas montañas que te rodean. Nunca he visto un paisaje así y ahora, recordándolo mientras escribo, recuerdo el efecto que causó en mí. Me quedé quieto, sobrecogido, sin palabras y sin ánimo de arrancar a esquiar. Tenía a mis pies una pista perfecta, unos esquís ideales para la situación, unas ganas de esquiar tremendas y, sin embargo, me quedé pasmado mirando el paisaje que nos envolvía y me hacía pequeño pero a la vez tan dichoso por estar allí.

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Yasmine nos señaló algunos de los montes que estábamos viendo, hay una enorme cantidad de ellos que pasan de los 4.000 metros de altura, hasta 45 en la región. Y son muchos los que se pueden ver desde las pistas de Aletsch Arena. 

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Las pistas están muy bien pisadas, con mimo, y no debe ser fácil dada su anchura y la longitud de algunas de ellas. De hecho, 46.000 personas en la encuesta “Mejor estación de esquí” votaron a Aletsch Arena como la mejor en preparación y calidad de pistas, así como en descanso y relajación en Europa Central.)

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104 kilómetros de pistas entre los 1.845 y los 2.869 metros de altitud sobre el nivel del mar, discurren por un entorno único, patrimonio de la Humanidad. En 2001, la región Alpes Suizos Jungfrau–Aletsch, fue incluida en la lista de Patrimonios Naturales de la Humanidad de la Unesco como un paisaje de extraordinaria belleza. 

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Cuando estás en un entorno así es difícil separar el placer que te ofrece el esquí del que te proporciona la simple visión de la Naturaleza en estado puro. Es un auténtico deleite para los sentidos. Además, en nuestro caso, como visitamos la estación entre semana, lo hicimos con muy poca gente y tuvimos unas excelentes pistas casi para nosotros solos. ¿Qué más se puede pedir? 

Pues llevar unos esquís prácticamente nuevos, bien encerados, muchas ganas de esquiar, y tener por delante kilómetros y kilómetros de pistas perfectamente pisadas y sin apenas gente. Creo que en toda la temporada no había corrido tanto en las pistas como lo hice los días de esquí en Aletsch Arena. El límite lo pones tú… o tus miedos, porque las anchísimas pistas son un lugar perfecto para carvear sin tener que mirar atrás o para dejar correr los esquís sin miedo a verte interrumpido por otros esquiadores. Esquí en estado puro.

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El Gran Glaciar Aletsch

El glaciar Aletsch tiene una longitud de 20 km, siendo el más largo de Europa. Además, tiene una anchura media de 1800 m y una superficie de unos 78.5 km² que alberga el impresionante volumen de 11.000 millones de toneladas de hielo.

Las vistas desde El mirador de Bettmerhorn sobre la curva del Gran Glaciar Aletsch son impresionantes. Es difícil ser consciente de que, en algunos puntos el glaciar tiene una profundidad de más de 800 metros. Sus medidas son realmente espectaculares.

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Por desgracia, el calentamiento global está afectando al glaciar de manera preocupante. Las mediciones del Centro Pro Natura Aletsch muestran que el Gran Glaciar Aletsch está experimentando una reducción dramática, encogiéndose hasta 50 metros de longitud cada año y retrocediendo significativamente en los bordes. En vivo se puede apreciar perfectamente.

En la zona del glaciar tenemos el restaurante Bettmerhorn Panorama, es hora de probar un plato que nos han recomendado y, aunque su nombre suene un poco extraño, vale la pena pedirlo. Además, es bastante contundente.

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Riederalp

La zona de Riederalp es quizás todavía más tranquila si cabe. En un agradable rato de esquí se llega sin prisas a una zona un poco distinta, con algo de vegetación y de la que destaca la Villa Cassel, una impresionante casa victoriana que fue construida a principios del siglo XX por el rico inglés Sir Ernest Cassel y utilizada por él como residencia de verano. Después de su muerte, el particular edificio sirvió como hotel durante varias décadas.

Justo a los pies de la casa tenemos una pequeña pista preparada con banderas y con el cronómetro preparado. Ideal para que los más jóvenes comiencen a sentir la competición y la lucha contra el crono. 

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Centro de entrenamiento anti avalanchas

En la zona de Fiescheralp encontramos el ATC (Avalanche Training Center) que nos ofrece la posibilidad de practicar con el ARVA, la pala y la sonda de manera gratuita.

Hay un campo en el que están enterradas distintas ARVAS y que tienes que encontrar en un tiempo determinado. Me parece interesante el poder entrenar de manera gratuita e incluso que los niños puedan ir allí a practicar, libres de ningún peligro en una zona acondicionada y llana. 

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Actividades 

Además del esquí y de la bicicleta MTB en verano, existen muchas actividades que se pueden hacer en Aletsch Arena tanto en invierno como en verano.

Destaca el esquí nocturno los martes de 16,30 a 21,00 desde finales de diciembre a mitad de marzo. Las excusiones con raquetas, el esquí de fondo y el golf. Y, por supuesto las actividades de senderismo y los trineos con bajadas de hasta 11 kilómetros de largo.

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Après ski

Sinceramente, en este viaje no buscábamos mucha diversión nocturna, así que nos contentamos con tomar una caña cada una de las tardes que estuvimos para comentar el día de esquí y preparar el día siguiente. Por lo tanto, no puedo contar mucho del “après ski”. Lo que vimos por la tarde fue gente tranquila, disfrutando de las terrazas y, cuando se iba el sol, del interior de los bares.

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Conclusión

La estación de Aletch Arena, situada en el cantón de Valais, en el suroeste de Suiza, nos ofrece nieve garantizada todo el invierno, sol 300 días al año, y unas vistas únicas. Además de un entorno que es Patrimonio de la Humanidad y del que destaca el Gran Glaciar Aletsch.

Todo en la estación está pensado para que familias y turistas encuentren la tranquilidad de unas aldeas sin tráfico, en un ambiente sano y con aire puro, deleitándose con la Naturaleza y practicando deportes tanto de invierno como de verano.

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Gracias al transporte por tren, llegar desde cualquier punto de Europa es sencillo y agradable. Y, aunque parezca extraño, no es una estación cara. Se puede esquiar, dormir y comer muy bien a precios muy razonables, incluso puede que sorprendentes tratándose de Suiza. 

Podríamos decir que en Aletsch Arena encontramos todo lo bueno de Suiza, con un sol como el de España y a un precio razonable. ¿Qué más se puede pedir?

Nota: Sigue la página de “myswitzerland.com" para encontrar más información de esta y otras estaciones de Suiza, es muy recomendable planificar el viaje teniendo en cuenta sus consejos. También en solonieve.es tendrás más información de esta y otras estaciones de Suiza.

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