¿Y ahora qué?

Dejamos atrás una temporada enorme y una mezcla de tristeza y satisfacción nos invade. Por un lado, saber que no vamos a calzarnos los esquís hasta dentro de unos meses provoca cierto vértigo, pero por el otro, acabar con la sensación de que no te has perdido nada, que siempre has estado ahí, deja muy buenas sensaciones. Y como no podía ser de otra manera, hemos acabado con una bajada en bañador.

Han pasado pocas horas y de momento seguimos saboreando el final final, los últimos días, los de la despedida de verdad tras la pequeña fiesta que habíamos montado el sábado.

Teníamos un asunto pendiente. Sí, la bajada en bañador y nos quedaban tres días para que cerraran Masella.  Había que hacerla lo antes posible para que no nos pillara el toro. El primer día salió bastante malo, pero sirvió para hacer buena esa frase que ya se está haciendo popular entre nosotros: ¿Qué somos, esquiadores o turistas? Lo que estaba claro es que esquiadores sí, pero la bajada en bañador la dejábamos para otro momento.

Y cuando hay cuatro gatos en pistas, es fácil que seas tú la presa de los reporteros de TVE. Me hizo ilusión salir en el Telediario de la noche.

 

Pero hasta aquí llegaron las penurias. Se puso a nevar por la tarde y la cosa cambió completamente. Al día siguiente, como ya no quedaba nada y no era plan de dejarse la bajada en bañador para el último día, decidimos lanzarnos.

Cuatro gatos en pistas, una ligera nevada y frío, mucho frío. Pero bueno, también le da más épica, ¿no? Porque el último día siempre podía ser peor y no era cuestión de arriesgar.

La gente nos miraba con cara de sorpresa. Porque no nos engañemos, en el resto de estaciones donde hacen este tipo de cosas siempre hace sol y calorcito, así que no me extraña que fuéramos los que éramos. No sé qué tiene Masella, que siempre despedimos con mucho frío.

Pero una vez te ves arriba de la Tosa, todo lo que viene es a mejor, así que nos atrevimos hasta con una coreografía. La verdad es que le voy cogiendo el gustillo a este tipo de historias, le dan un punto diferente al final de temporada.

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Ya está, habíamos cumplido con el objetivo, pero todavía faltaba el último día. No estábamos solos. Mucha gente venida de otras estaciones para poder esquiar el 1 de mayo y poder disfrutar hasta el final. Es una alegría ver cómo la gente responde.

 

Menuda sorpresa. Nos esperaba una nieve dura, perfecta para correr. Era momento para coger unos buenos esquís y dejarse llevar haciendo los últimos giros de la temporada. Qué manera de cerrar, de decir adiós, con nieve propia de puro invierno. En lugar de bajadas tranquilas en nieve primavera volvimos a revivir esos descensos acelerados, propios de otra época del año. Fue un día de esquís racing en los pies, botas bien apretadas y ¡gas! Lo pasamos en grande. E irse con estas sensaciones siempre cuesta un poco más.

 

Y cuando llega el momento de la verdad, el que sabes que ya no vas a subir a ninguna silla hasta dentro de 7 meses…. la emoción y una sensación extraña se apodera de todos nosotros.

 

¿Y ahora qué? Pues toca un poco de duelo, descansar, recuperar el cuerpo e intentar tapar el vacío con otras actividades. No hay nada que hacer, así que toca pasar página y aliarse con las altas temperaturas porque no vamos a poder con ellas.  En mi caso, la bicicleta y el tenis serán buenos sustitutos.

En fin, espero que hayáis tenido un buen final de temporada y ahora a descansar y a preparar bien la próxima temporada, porque ¡hoy empieza la pretemporada!