Atrás ha quedado definitivamente la propuesta detrazar una línea divisoria en la cima. Finalmente, la solución ha sido atajar el problema de raíz y China ha optado por cancelar la temporada de alpinismo en el Everest.
El motivo es el mismo que les llevó a plantearse la primera peculiar medida, los casos de COVID detectados en la vertiente nepalesa de la montaña que parece que sigue con la pandemia fuera de control, aunque no llegue información oficial al respecto.
Por eso, para evitar posibles contagios por el contacto con los alpinistas provenientes de la zona de Nepal en la zona cima, han decidido no otorgar permisos y cancelar el permiso que se había aprobado esta primavera, para una expedición de unos 40 miembros formada completamente por ciudadanos chinos.
Las expediciones y el coronavirus siguen su curso en Nepal
Como decíamos al inicio, la información oficial por parte del gobierno nepalí es escasa y poco veraz, pues siguen afirmando que no se han detectado casos de coronavirus.
Sin embargo, hoy en día no es como hace 10 o 15 años. La información fluye con mucha más velocidad y, gracias a los expedicionarios, puede saberse cómo está la situación.
Hace apenas unas horas, la expedición de Furtenbach Adventures anunciaba que abandonaban el campo base por un claro motivo, el COVID-19.
Desnivel recoge unas declaraciones de Lukas Furtenbach que explican de forma brave y muy clara como está la situación allí:
“Hay reuniones entre los equipos, se han hecho celebraciones y fiestas…”, “no ha sido una decisión fácil de tomar. Pero escalar por encima del campo base con números crecientes de coronavirus y arriesgar las vidas de nuestros 20 clientes, 4 guías y 27 sherpas despreocupadamente, sería una irresponsabilidad”.