Cierre perimetral de La Cerdanya y el Ripollès: ¿De quién es la culpa?

Cierre perimetral de La Cerdanya y el Ripollès: ¿De quién es la culpa?

Algunos afortunados hemos podido estrenar la temporada de esquí en La Cerdanya, en las estaciones de La Molina y Masella. Grandes días de esquí, con buena nieve y gran parte del dominio abierto. Las nuevas medidas del Procicat permitían desplazarse en caso de alojarse en un hotel o una segunda residencia desde el lunes 21 de diciembre. Sin embargo, la alegría para los habitantes de esta comarca (y su vecina El Ripollès) iba a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio.

La situación epidemiológica de estas comarcas, con índices de contagio por las nubes, hacía que al día siguiente de poner el marcha estas medidas, el 22, el mismo Procicat daba un cerrojazo a La Cerdanya y El Ripollès, cerrándolas perimetralmente durante dos semanas, impidiendo, por tanto, que nadie entre y salga de estos dos territorios hasta Reyes.

Muy poca gente de fuera se encontraba allí el día del cierre perimetral, lo que significa que para estas comarcas, las Navidades están completamente perdidas. A efectos prácticos, estamos como Andorra, pero este cierre en 24h ha sido más cruel, ya que todos aquellos negocios que se habían aprovisionado para afrontar estas fechas -las más importantes del año- perderán gran parte de lo que tengan. Y además, las ayudas que se han anunciado, de 4,3 millones de euros, parecen del todo insuficientes. Hay mucha preocupación e indignación en las dos comarcas. Y a juzgar por algunos datos que van saliendo, igual llevan parte de razón.

Lo primero que hay que decir es que la situación está desbocada en estas zonas y hay que reconducirla. La  solución adoptada de cerrar perimetralmente estas dos comarcas apunta bastante en la dirección de que son los de fuera como los causantes de este gran aumento del riesgo.

He entrado en la web que indica el riesgo de rebrote que tiene cada municipio y me he llevado alguna sorpresa. En el caso de La Cerdanya, es difícil de separar porque prácticamente todos sus municipios son zonas de segundas residencias y sus habitantes se mueven por toda la comarca.

En el Ripollés, zona que también conozco bien, la realidad es muy diferente. Hay zonas con regundas residencias y otras con prácticamente ninguna y poca interacción entre ellas. Y aquí se da una paradoja muy curiosa. Los municipios con los peores índices son los que no tienen segundas residencias y reciben muy pocos visitantes. Ripoll, Campdevànol o Sant Joan de les Abadeses, por poner ejemplos de municipios con un cierto número de habitantes, están mucho peor que Camprodón o Ribes de Freser, donde sí que hay más visitantes. ¿Son, por tanto, los que vienen de fuera los que están aumentando los índices?

A juzgar por estos datos, no lo parece, pero en estos casos no se pueden sacar conclusiones tan fácilmente y hay que aplicar estudios estadísticos de manera mucho más profunda y, sobretodo, por verdaderos profesionales en la materia.

Espero que esta decisión fácil de cerrar perimetralmente esté realmente fundada. Porque de este modo, condenas a TODOS los negocios de estas zonas. Mientras que una acción más quirúrgica, afectaría a menos personas y quizás las ayudas sí que alcanzarían para esos negocios que sí cerrarían. En cualquier caso, por suerte no soy yo el que tiene que decidir. Porque, una vez más, nos encontramos frente a la dicotomía de elegir entre salud y economía. Somos pobres, aunque a veces tengan que pasar cosas como estas para que seamos realmente conscientes de ello.

En fin, que esquiar en La Cerdanya y el Ripollés será imposible para los que no estén en la zona. Solo me queda dar muchos ánimos a todos los que viven de todos estos esquiadores y que quedarán profundamente afectados por estas medidas. Saldremos de esta, seguro. La situación mejorará y el cierre perimetral se acabará. Porque nos esperan muchos grandes momentos y esquiadas en vuestro territorio.

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