Guardar las botas de esquí es particularmente importante a la hora de guardar nuestro equipo de esquí. Y es muy fácil hacerlo bien, basta con que le dediques un mínimo de atención y unos minutos.
Guardar las botas de esquí
Antes de nada, si hemos tenido unas sesiones de nieve primavera, es posible que tengamos las botas muy sucias por fuera. Incluso puede que tengan bastante barro en la suela y a lo mejor en la zona que se inserta a las fijaciones. Lo primero es limpiarlas bien por fuera, con agua y que se quede libre de barro, arena y suciedad en general. Con los cierres cerrados y la bota montada, puedes utilizar, por ejemplo, un cepillo de dientes viejo o un cepillo de los limpiar la vajilla, nos irá bien para quitar la arena y las impurezas que suele tener la nieve primavera. Déjalas bien limpias y sécalas después con un paño seco.

Una vez limpias por fuera, el paso para mí más importante es sacar los botines y ponerlos a secar. Es la zona de la bota que más problemas nos puede generar. Es importante quitar también las plantillas, entre las plantillas y el botín suele quedar humedad.
Hay algunas botas que tienen una pieza entre el botín y la bota, casi todas. También conviene desmontarla y que todo se seque bien por separado.
Nos irá bien pasar un trapo limpio y seco por toda la zona interior de la carcasa y asegurarnos así de que se quede limpia y seca. Este paso y el secado de los botines es, para mí, lo más importante.
Una vez todo está limpio y seco, procedemos al montado de la bota. Primero ponemos la pieza que va entre la carcasa y el botín en el fondo de la bota. Después introducimos y ajustamos bien el botín seco, con la plantilla previamente ajustada. Tenemos que aseguramos de dejar bien puesta la lengüeta del botín. Por último, y es un paso importante, ajustamos los cierres de la bota al mínimo, incluso el velcro o «booster». Aquí, y aunque parezca obvio, también tenemos que asegurarnos de que la lengüeta ha quedado bien ajustada.
Si seguimos estos pasos y dejamos las botas en un lugar seco y, preferiblemente, sin luz, las encontraremos en perfecto estado el primer día de la temporada. Piensa que cada día que pasa queda uno menos para volver a usarlas 😉

¿Lavado del botín?
En mi caso, que sudo poco y suelo secar bastante bien las botas después de cada uso, nunca lo he necesitado. Ni siquiera en las botas de travesía.
Sin embargo, cada vez son más las marcas que fabrican botines lavables, y es muy posible que haya mucha gente que lo necesite. Si fuera el caso, hay que seguir las instrucciones del fabricante y asegurarse después de introducirlo en la bota solo cuando esté bien seco.
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Recuerda, seguimos aquí hablando de nuestro deporte y de cómo pasamos el verano de la mejor manera posible hasta que el frío y la nieve nos dejen disfrutar de nuevo de nuestro deporte (o trabajo) preferido. ¡Ya falta menos!