Consejos de conducción en condiciones invernales

Consejos de conducción en condiciones invernales

Aunque mucha de la gente a vuestro alrededor ya esté pensando en la primavera, los amantes de esquí aún estamos en modo invierno, y encima estamos en la dicha de que se esperan nevadas, ¡y durante días! Eso significa que, aunque hayamos tenido temperaturas muy suaves durante muchísimas semanas, el invierno se nos ha vuelto a echar encima.

Además, dado que el fin de la temporada se acerca (tenemos por delante 6 fines de semana como mucho), es posible que estaciones de esquí, y por lo tanto carreteras, estén más llenas de lo habitual. Por eso hemos decidido recordar algunos consejos básicos de conducción en invierno, comenzando por las precauciones que debemos tomar incluso antes de subirnos al coche.

Aunque la muchos estéis acostumbrados, es precisamente esa “seguridad” de no estar viviendo nada nuevo lo que nos puede llevar a cometer errores que podrían acabar en accidente y, aún peor, dejarnos también aislados.

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Antes de salir

Líquidos y carburante: Debemos ir, en la medida de lo posible, con el depósito de combustible lleno. En caso de sufrir una avería o inmovilización que no nos permita continuar la marcha, el tener o no gasolina puede ser una cuestión de supervivencia. También nos aseguraremos de revisar los líquidos, con anticongelante de calidad y recomendable también para el limpiaparabrisas.

Cuidado del estado del vehículo: Además de revisar la presión de los neumáticos, pensad que las temperaturas extremas afectan mucho en este punto, también debemos asegurarnos de llevar las luces y todos los cristales bien limpios (y sin nieve o hielo). Por supuesto, el limpiaparabrisas también debe estar en buen estado. Tened en cuenta que hay muchas posibilidades de conducir en condiciones de visibilidad reducida por lo que, no lo empeoremos más nosotros mismos.

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Siempre bien informados: Desde luego, esto no entraña ningún secreto. Si vamos a zonas de montaña, es importante asegurarnos del estado de las carreteras por las que circularemos antes de salir.

Equipamiento imprescindible: Las cadenas siempre deben viajar con nosotros y, si podemos, también es recomendable montar neumáticos de contacto o de invierno. Tampoco nos puede faltar una rasqueta para retirar el hielo de la luneta y alcohol para facilitar la extracción.

Equipamiento extra interesante: Por último, también es muy recomendable llevar siempre con nosotros la ropa de abrigo, una linterna, móvil con batería y el cargador, una manta (las de viaje apenas ocupan espacio), botiquín, agua…

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Antes de arrancar: Retirar la nieve del techo; una vez en marcha podría caer sobre la luneta delantera en una frenada dejándonos sin visión. Por supuesto, retirar también la nieve de la salida para facilitar el avance del coche en parado. Si hay problemas de motricidad, aquí sí es recomendable usar el control de tracción winter o, en su defecto, quitar el control de tracción para superar esa pérdida puntual. Luego volver a conectarlo.

Las cadenas: Deberemos montarlas cuando ya prevemos que las vamos a necesitar, no esperar a estar en apuros. Eso sí, se hará ya sobre la nieve, de lo contrario, podríamos dañar los neumáticos, en casos extremos incluso podría afectar a la suspensión del vehículo, y la calzada. Por supuesto, nos pondremos en un lugar seguro y visible para colocarlas y siempre se montarán en las ruedas motrices y, si tenemos un juego completo, en las cuatro ruedas. Además, practica en casa, antes de salir, porque es probable que tengas que montarlas de noche, con frío y nevando.

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Hora de ponerse en marcha

En invierno, la posibilidad de encontrarnos con mal tiempo, niebla, nieve o hielo en la carretera son muy elevadas en las zonas donde se encuentran las estaciones de esquí. En estos casos, hay unos consejos básicos de conducción que os pueden ser de mucha utilidad, especialmente si no estáis muy familiarizados con las circunstancias.

Advertencias generales al volante: Aminorar la velocidad, usar marchas lo más largas posibles sobre nieve y evitar tocar el freno, sobre todo con hielo.

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Comportamiento del conductor: Ante condiciones extremas (si la temperatura exterior es de 4ºC o inferior ya puede haber hielo en la calzada) debemos prestar aún más atención a la carretera, ser más precavidos y anticiparnos exageradamente a lo que pueda ocurrir. También debemos aumentar por tres la distancia de seguridad con el vehículo precedente y, por supuesto, evitar maniobras bruscas. Si es un viaje largo, es conveniente realizar paradas más frecuentes pues conducir en malas condiciones climáticas y de visibilidad es más estresante y agotador.

En el vehículo: Circular a una temperatura interior adecuada para evitar que se empañen los cristales. No desconectaremos los controles de estabilidad ni otras ayudas a la conducción de las que dispongamos, no es el momento de hacerse los valientes ni creernos Dani Sordo. Tampoco abusaremos de las luces antiniebla y, además, en caso de niebla no usaremos las largas; reflejan más la luz y deslumbran al propio conductor.

Granizadas: En este caso, si podéis, intentad parar en un lugar seguro, a resguardo preferiblemente y que seáis visibles. La conducción sobre las bolas de granizo es altamente peligrosa y además hay que sumar la posibilidad de que llegue a romper los cristales.

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Conduces hacia donde miras: En caso de una situación de emergencia, una frenada brusca del vehículo de delante, una piedra caída repentinamente en la calzada… Busca una escapatoria con la mirada. Si te quedas mirando el obstáculo o peligro, irás directo hacia él.

Buscando adherencia: Ojo con las acumulaciones de nieve por ventisca, tras un tramo sin nieve puede haber una curva totalmente blanca por la acción del viento. Y atentos a los puentes, el asfalto está más frío y es más probable la formación de hielo. Hay que ‘escanear’ la carretera en todo momento: en ocasiones, en las roderas de otros vehículos se forma hielo.

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Una advertencia: Tened en cuenta que donde están las pisadas de otros vehículos es más probable que se forme hielo. También son más propensas a la creación de hielo las zonas ventosas.

Y por último, ante la duda, detente (siempre en un lugar seguro y visible). Una retirada a tiempo es una victoria.

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