Estas semanas, en las que se habla mucho de esquís, de material, de nieve, de ganas de esquiar,... estuve hablando con unos amigos acerca de los esquís duros. Que si un esquí duro te agarra mejor en hielo, que si un esquí duro te lleva hacia el otro giro más rápido, que si te aguantan mejor las colas... Eternas discusiones que pueden durar toda una vida.
Sin duda los esquís duros son excelentes. Habitualmente están en lo más alto de la calidad de cada marca, en la zona más exclusiva de las tiendas, en la carta de los deseos de todo buen aficionado. Pero siempre, y esta es mi opinión personal, con limitaciones. Son buenos, pero no quiere decir que sean "los mejores".
Los debates sobre materiales de esquí hay siempre que matizarlos mucho. Es un mundo tan amplio que, a menudo, podemos confundir conceptos. Deberíamos acotar qué son esquís duros, o qué entendemos nosotros, los aficionados, por esquís duros. Porque lo que para mí puede ser un esquí duro, puede ser muy blando para una persona de muy alto nivel, o incluso blandísimo si habláramos con un buen corredor. Hasta podría llegar a ser un chicle si le preguntamos a un esquiador de Copa del Mundo.
Por lo tanto, creo que la clave para encontrar el mejor esquí no está en el material, la clave está en el esquiador. Me parece mucho más importante mirar hacia el esquiador que al esquí en sí mismo a la hora de decidir cuál es el mejor esquí para cada uno.
- ¿Para quién es el esquí?
- ¿Para qué lo quiere?
En base a esos fundamentos deberíamos elegir el esquí adecuado a cada persona. A partir de ahí que cada uno elija conforme a su criterio, y, si no lo tuviera, que se deje aconsejar por un buen profesional.
¿Para quién es el esquí? Esa es una de las preguntas realmente importantes. Un esquí podría ser muy bueno para un buen esquiador, que está en forma, que ha tenido años de esquí, que domina el medio y sabe qué quiere, y podría ser muy malo para un esquiador que se acaba de iniciar en nuestro deporte.
"El mejor esquí" es un concepto totalmente subjetivo. Una vez decididas cuáles son las características de nuestro esquiador, deberíamos saber para qué quiere el esquí, qué espera de él. Lo puede querer para iniciarse en el fuera de pista, para los días de paquetón, para pistear tranquilo con los hijos, para ir a darse caña con los amigos, para competir... Para tantas cosas que podríamos tener 10 pares de esquís y encontrar siempre otro que haría mejor lo que quieres hacer en un momento determinado.
En definitiva, sabiendo quién es el esquiador y qué quiere hacer con el esquí, tenemos muchos más datos para encontrar "el mejor esquí" posible para una persona en concreto.
A menudo personas que no están muy familiarizadas con el material acuden a los que, de alguna manera, sí que lo estamos. En mi opinión hay tres favores que les podemos hacer:
- Hacerles ver que tienen que ser honestos con su realidad. Habitualmente tendemos a subirnos varios niveles cuando nos ponemos a elegir esquís. No es lo mismo "bajar negras" que sentirse seguro y disfrutar en una pista negra.
- Indicarles que es más importante saber qué buscan en el esquí que no que el esquí sea el tope de gama, el más caro o el más bonito.
- Recomendarles una buena tienda o unas buenas clases con profesores de esquí, con buenos profesionales que sean honestos a la hora de vender el material. Los esquiadores somos personas agradecidas, y el vendedor sabe que si nos vende bien y nos hace felices, volveremos a dejarnos aconsejar por él. Lo mismo que el buen profesor, que se encargará de que el alumno elija el material que le hará progresar adecuadamente.
Por último, decir que la gran mayoría del material actual es de excelente calidad. Si hemos hecho los deberes a la hora de comprar, es muy posible que tengamos el mejor esquí posible para nosotros, el que nos hará disfrutar y el que nos motivará a seguir practicando el deporte que tantas satisfacciones nos da. Nuestro "mejor esquí".