Del entrenamiento en el gimnasio a la práctica de esquí alpino en pista: El hardware y el software del esquiador

Del entrenamiento en el gimnasio a la práctica de esquí alpino en pista: El hardware y el software del esquiador

Cuando hablamos del “gimnasio”, o de la “pista de esquí”, me refiero a diferentes lugares físicos donde podemos desarrollar una actividad física, un deporte como el esquí alpino, o incluso entrenar. A partir de ahora llamaremos a estos distintos lugares físicos (y a otros) entornos.

El objetivo de este post es marcar un camino ancho, muy ancho, pero de un único sentido, el sentido común, para dar respuestas a las preguntas maravillosas de: qué/por qué/para qué/cómo... Y en otras ocasiones, cuándo el contexto del artículo lo necesite, quién o para quién.

Y en esta ocasión, la necesidad es la de clarificarte, a ti lector, el tema que ocupa el título: por qué y para qué es necesario el entrenamiento en el gimnasio para después poder rendir más encima de los esquís.

El rendimiento no es solo cosa de deportistas

Es aquí donde quería llegar y por donde pretendo comenzar todo: en la palabra rendimiento.

Cuando se emplea la palabra “rendimiento” suele ser para hablar de objetivos de un atleta, de un deportista: “este atleta entrena para rendir más”. Sin embargo, para mí, rendimiento es un objetivo común a todas las personas. Diría más: es un objetivo común para la especie humana.

Ahora mismo lo aclaro, no te impacientes. Pero para ello, permíteme salir un segundo del mundo del esquí alpino y comenzar generalizando el escenario.

Todos y cada uno de nosotros nos hemos colocado una serie de obligaciones en nuestro día a día, de más o menos importancia. Pero, además, debemos cubrir necesidades vitales básicas comunes, y otras no tan comunes, pero no menos básicas para cada uno de nosotros.

Quizás para una persona sea imprescindible salir a caminar todos los días un rato para poder conectar con eficiencia con el resto de aspectos cotidianos que le tocan afrontar en su día a día.

Otra puede que simplemente necesite estar a tope y con las pilas bien cargadas porque tiene que trabajar 8 horas delante de un ordenador, después llegar a casa, preparar la comida para su familia y ocuparse de las diferentes obligaciones que arrastra.

Y para otra, su necesidad puede pasar por entrenar para rendir al máximo en su especialidad deportiva, porque se ha puesto como objetivo llegar a las próximas olimpiadas y poder optar a ganar una medalla. Pero también necesita afrontar con garantías el resto de las ocupaciones de su día, porque tiene que sacar las labores de casa adelante y porque también está estudiando para el día de mañana no depender única y exclusivamente de haber tenido la suerte de ganar esa medalla.

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Todas estas personas tienen objetivos muy distintos pero, sin embargo, todas necesitan rendir al máximo para poder alcanzarlos. Y es aquí donde para mí tiene sentido la palabra rendimiento. Por lo que, en general, hablaremos de rendimiento humano para generalizar este concepto y así entender que todos, como especie, tenemos dicha necesidad.

De hecho, aunque no quiero meterme en una eterna descripción fisiológica humana y aburrirte, todos nuestros sistemas están “fabricados” para rendir al máximo. Y es cuando no rinden al máximo, o por lo menos si no suelen someterse a ese estrés de vez en cuando, cuando comienzan a no entender para qué nacieron y existen, desarrollando así problemas y desajustes.

Otros, lo conocen como molestias, dolencias, patologías, etc…

Aunque también podemos hablar de un objetivo en concreto para una persona, y por lo tanto utilizar para ello, por ejemplo, rendimiento deportivo. Obviamente se entiende que este objetivo estaría vinculado con un atleta de una especialidad deportiva concreta. Por ejemplo: un corredor de esquí.

Aun así, si quieres profundizar mucho más, te propongo que dediques un tiempo a la lectura de un par de artículos sobre El Core de todo: movimiento, salud y rendimiento y las necesidades humanas.

Sin duda, no te dejarán indiferente y terminarán por romper todos tus esquemas dándote más luz sobre el mundo del entrenamiento.

Nuestro Hardware y Software

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Aclarada la utilización que haré de la palabra rendimiento, vamos a meternos de lleno en el tema principal.

¿Por qué, a los que nos encanta esquiar, deberíamos plantearnos entrenar en el gimnasio antes de colocarnos los esquís en pista?

¿Para qué me sirve invertir horas en el gimnasio si lo que yo busco es disfrutar, divertirme, aprender mucho encima de los esquís y sacar mi máximo rendimiento en cada bajada?

Y lo que más suele interesar al esquiador: ¿Cómo lo hago? Paciencia esquiador… De esta última cuestión nos ocuparemos un poco más adelante.

Primero, para que puedas entender mi explicación, quiero desarrollar con precisión y mucho mimo la primera cuestión...

En el gimnasio podemos entrenar movimientos que sean la base de muchos de los movimientos específicos que se realizan encima de los esquís.

Es decir, podemos minimizar el riesgo de hacernos daño (preparar a todos nuestros sistemas para el estrés y la exigencia de cada bajada) y, además, tener la posibilidad de entender y comprender más los aspectos técnicos que conlleva cada micro y macromovimiento de cada curva.

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La analogía de un ordenador me resulta muy útil para explicarte esto. Un ordenador tiene dos grandes partes: el Hardware y el Software.

Al Hardware se lo conoce como el conjunto de elementos físicos que componen el ordenador. El teclado y cada una de sus subpiezas y elementos: la pantalla, el disco duro, etc…

Y el Software es la parte del ordenador que coordina todos sus elementos físicos para poder funcionar correctamente.

Nosotros, los seres humanos... ¡Perdón! Nosotros, los esquiadores, estamos formados por ambas partes, igual que un ordenador.

Nuestro Hardware es el conjunto de sistemas que componen nuestro cuerpo: el sistema muscular, el sistema óseo, el sistema digestivo, el circulatorio, etc… Y el Software es el sistema nervioso que coordina y se conecta con el resto de sistemas para que todos ellos puedan funcionar y rendir al máximo.

Hablando más concretamente sobre movimiento, es el responsable de coordinar los sistemas implicados para poder crear un movimiento, básico o específico. Sea “fabricado” en el gimnasio o en una pista encima de los esquís.

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En resumen, entrenar en el gimnasio posibilita trabajar estas dos partes, minimizando el riesgo de que las piezas se desgasten o incluso se puedan llegar a romper cuando son sometidas a trabajos exigentes y nada cotidianos (cada curva encima de los esquís), y creando conexiones entre todas para que puedan entender y comprender de una forma más eficiente los movimientos específicos, ya que su base ya fue entrenada y es reconocida.

Te espero en el siguiente artículo, donde abordaré la siguiente cuestión que antes te había planteado: ¿Para qué me sirve entrenar en el gimnasio?

Gracias por tu interés.

Autor: Iñaki Landaluce López

Performance Fitness Coach / Especialista en Rendimiento a través de Movimiento.

Entrenador de esquí alpino.

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