Queridos amigos, me vais a permitir no hablar hoy sobre esquí, pero sí sobre familia, que al fin y al cabo todos los esquiadores tenemos.
Las familias, como todos, seguimos confinadas y seguimos haciéndolo muy bien. Es espectacular el trabajo que están realizando nuestros hijos en casa. Cumplen con las normas que les hemos marcado mejor, me atrevería a decir, que nadie en la sociedad confinada en la que estamos viviendo en los últimos 45 días. No se han salido un milímetro de las normas marcadas en todo este tiempo. 45 días. Se dice rápido.
En el día de ayer tuvimos la primera oportunidad, los que tenemos hijos menores de 14 años, de dejarles salir a la calle durante una hora. Una hora de las últimas 1.080 horas anteriores. Y sí, hemos visto algunas fotografías, casi siempre las mismas, de personas haciendo mal uso de esa pequeña libertad que se nos ha dado. En algunas localidades, solo algunas fotografías, solo algunas personas.
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Podríamos decir que la gran mayoría de las familias con hijos menores de 14 años ayer cumplimos con nuestra obligación, como hacemos siempre. Y como seguiremos haciendo. Por muchos motivos. Primero porque nos lo han mandado así y somos uno de los colectivos más sumisos, cumplidor y obediente de todos cuantos existen. Segundo porque somos solidarios. En ningún lugar se vive la solidaridad como en la familia. Después por muchísimos motivos más, pero sobre todos ellos uno principal: tenemos la obligación, y la cumplimos con amor, de cuidar a nuestros hijos. Y nada más importante que eso.
En estos días hemos intentado que nuestros pequeños estén bien en casa. Como deportistas hemos intentado que hagan deporte, hemos intentado que sigan aprendiendo esos valores de esfuerzo, superación, solidaridad, compañerismo… Están cumpliendo con sus obligaciones escolares, en muchos casos también ayudando en las tareas del hogar,… Y sin queja alguna. Sin una mala palabra, sin una mala acción.
Ayer algunos adultos actuaron de manera despreocupada, y hoy reciben unas críticas desmedidas, insultos horribles y descalificaciones impropias, adultos y niños. Familias enteras.
No se le ha ocurrido a nadie pensar que las salidas de los menores de 14 años podían haber estado mejor planificadas. Se podía haber previsto la cantidad de niños que hay y haber sesgado la salida, por ejemplo, por el número de los portales y edades. De 11 a 13 horas, por ejemplo, los menores de 14 años y el adulto de los edificios que sean pares y de 16 a 18 horas, por ejemplo, los de los edificios impares. Con esa simple medida ya hubiéramos tenido la mitad de niños y adultos en la calle. Así se ha hecho, por ejemplo, en Andorra, en un lugar con muchísima menos densidad de población.
Animo a todas las familias a seguir haciendo las cosas tan bien como hasta ahora y a no dejarse llevar por el desánimo ni por unas críticas infundadas en la gran mayoría de los casos. Y, si alguno de los que nos leyera, no hizo las cosas correctamente le animo a hacerlas bien. Es fácil y es mejor para todos.
No acepto que se nos critique a los que intentamos hacer las cosas bien. Y si se nos mete en el mismo saco a todos, que se nombre a un colectivo que lo haya hecho mejor en las últimas 1.000 horas. Porque hay muchos que lo están haciendo muy bien y que merecen todo nuestro respeto y aplauso, por supuesto médicos, sanitarios, cuerpos de seguridad del estado, transportistas, limpieza y desinfección y un larguísimo etcétera, también me gustaría meter en este grupo a los docentes que están haciendo lo increíble por seguir llevando conocimiento y entretenimiento a niños y adolescentes. Pero los pequeños también están cumpliendo. Lo están haciendo de diez.
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Un abrazo a todos, seguimos fuertes.
(*) Foto de portada de Emilio Morenatti publicada en El Periódico
El blog de Urzaiz. Abril 2020
