¿Es mejor esquiar en familia o con amigos?

¿Es mejor esquiar en familia o con amigos?

Llega un momento en el que, por suerte, te toca esquiar en familia. En mi caso ya hace muchos años que dejamos atrás aquellos días de cuña y cuña y un poco más de cuña. Creo que nunca he tenido las piernas más fuertes que entonces, y comprendí lo dura, aunque también gratificante, que es la vida de los profesores de esquí.

Aquellos días, cuando podía escaparme con los amigos, aprovechaba hasta el último instante del día para dar rienda suelta al potro que todos llevamos dentro. Días de adrenalina, velocidad, gas y un poco de locura. Días gratificantes, sin duda.

Pero ¿cuáles lo son más? ¿Qué te gusta más? Es muy posible que si eres un esquiador un poco "vicioso", como lo somos casi todos, pienses que no hay nada mejor que la velocidad, los giros buscando sensaciones y el sacar rendimiento al material. Sin embargo, si ya hace algún tiempo que pasaste los 30, tus hijos han evolucionado en el esquí y siguen haciéndote tan poco caso como cuando eran pequeños, es muy posible que valores lo bonito que es pasar días de esquí compartiéndolo con la familia.

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Afortunadamente, a lo largo de la temporada tengo tiempo para esquiar con la familia y también para esquiar con los amigos. Pero pocas veces se pueden unir las dos cosas, y este último fin de semana fue así. Pude esquiar con mi amigo Sergio, con el que compartí principios de esquí, también de vida, y su familia. Familia y amigos.

Afortunadamente no podemos repetir aquellas bajadas a tumba abierta que hacíamos cuando empezábamos. Bajábamos las pistas, daba igual el color, con una técnica primitiva al máximo y tirando únicamente de físico y, digamos, de testosterona. ¡Qué tiempos! Entonces sí que hubieran tenido que ser obligatorios los cascos. Y también los frenos.

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Es cierto que en estos fines de semana de carnaval hay gente en Grandvalira, pero si te sabes mover un poco siempre encuentras la pista ideal. Hay dos filas un poco más largas en Soldeu-El Tarter, pero, aunque íbamos todos en grupo la espera no superaba los 6 o 7 minutos. La nieve estaba primavera: dura a primera hora y blanda a partir de la una del mediodía, pero deliciosa desde las 10 de la mañana. Además, no alargábamos la jornada porque había planes que hacer después de esquiar. La vida en Andorra puede dar para mucho.

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Nacidos de unos padres presumidos, los niños no se conforman con cualquier foto. En esta época de redes sociales, teléfonos con cámaras espectaculares, Instagram y decenas de canales por los que comunicarte, las fotos alcanzan una dimensión mucho mayor que en nuestra época, en la que tenías una foto por temporada o incluso ninguna. ¡Qué digo nuestra época! ¡Nuestra época es ahora!

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Foto especial de recuerdo. Volveremos a esquiar pronto juntos.

Cada cosa tiene su encanto. La adrenalina se quema mejor de momento, que todo llegará, con los amigos, pero la satisfacción de esquiar con la familia no tiene igual. Hay veces en las que puedes tener la suerte de hacer las dos cosas a la vez. Me quedo con esta opción: familia y amigos. Siempre te puedes hacer dos bajaditas a ritmo con tu compañero de aventuras para quemar un poco las suelas y que la testosterona y la adrenalina fluyan por nuestras venas. ;-)

¿Qué prefieres tú?

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