Ya hace unos cuantos años, nuestros compañeros Sergio Arjona y Juliana González nos alegraron el fin de la temporada con este maravilloso viaje en el que se fueron a buscar lugares para disfrutar del freeride en Ushuaia, y que publicamos en el Solo Nieve número 59.
Hoy, pensando en que allí están preparándose para la temporada de esquí, nos acordábamos de este artículo que no compartimos con todos vosotros en la web y hemos pensado que había llegado el momento de hacerlo.
Por eso, aquí os dejamos con sus vivencias. ¡Esperamos que lo disfrutéis!
¡A por el freeride en Ushuaia!

Un sentimiento de profunda tristeza encoge nuestras almas al comprobar cómo se acerca el final de la temporada en nuestras estaciones, y ver cómo aumentan las temperaturas, las horas de luz se alargan y, en definitiva, nuestro bien más preciado, la nieve, sufre su proceso natural de transformación.
Sin conceder tiempo a la nostalgia, buscamos un nuevo destino –en la otra punta del globo– donde saciar nuestras ansias y proseguir la incansable búsqueda del deseado tesoro, el oro blanco.
Como si se tratase de las primeras exploraciones que se llevaron a cabo en el siglo XIX, nuestra búsqueda del tesoro transcurriría en el mismo lugar, la Tierra del Fuego argentina, en la Patagonia, pero con objetivos diferentes.
A nuestra llegada a Ushuaia recibimos la mejor bienvenida posible, la pista de aterrizaje del aeropuerto estaba totalmente blanca.

En cambio, la tensión dentro del avión se hacía evidente a medida que se acercaba el momento del aterrizaje; el avión se movía de lado a lado a causa de los fuertes vientos que azotaban la bahía de Ushuaia. Con el agravante de que la pista de aterrizaje está situada en un apéndice de tierra con final en las frías aguas del canal de Beagle.
Por suerte, la pericia del piloto nos permitió llegar sanos y salvos. Tras dos meses de espera y un eterno viaje cruzando el globo de punta a punta, volvíamos a acariciar de nuevo el oro blanco en su estado más natural y puro, un reencuentro emocionante en un marco natural salvaje sin igual.
La belleza de las montañas escarpadas, la infinidad de posibilidades para el freeride y el backcountry, el atractivo de esquiar la nieve más austral del mundo y las copiosas tormentas que recibe hacen de Ushuaia un lugar perfecto para vivir la aventura del invierno austral.
Montañas mágicas
Enclavada en las últimas estribaciones de la cordillera de Los Andes, Ushuaia se encuentra rodeada de picos montañosos.

Es ése precisamente uno de sus principales atractivos, la belleza y accesibilidad de las montañas fueguinas, un territorio ideal para el freeride en estado puro y el backcountry salvaje, donde los continuos temporales de nieve hacen del lugar el destino perfecto para esquiar nieve polvo durante el verano austral.
Al adentrarnos en sus valles vírgenes e inhóspitos hallaremos los auténticos locals del lugar, zorros, castores y cóndores, asombrados por nuestra presencia en un medio que habitualmente no acostumbran a compartir con nadie más.
Las cumbres más altas que dominan el paisaje son el cerro Alvear, con sus 1.450 m verticales sobre el nivel del mar y su bonito glaciar en la vertiente sur, que llega hasta los 900 m, y el monte Olivia (1.326 m), una de las más imponentes y bellas montañas de Ushuaia, considerada sagrada por los hoy desaparecidos indígenas selknam que poblaron aquellas tierras siglos atrás.

También son conocidos el monte Martial, el monte Cinco Hermanos y otros muchos más, todos ellos cargados de nieve en invierno y que hacen las delicias de intrépidos esquiadores provenientes de todo el mundo, aventureros como nosotros, en busca del oro blanco en su estado.
Cerro Castor
Ushuaia dispone de todo lo necesario para satisfacer a cualquier aficionado al esquí que se decida a cruzar el charco en busca de nieve.
Sus montañas son ilimitadas para la práctica del freeride, pero su oferta de centros de esquí se focaliza en dos estaciones de esquí. La principal es Cerro Castor, situada a 26 km de la ciudad, y a la que se puede acceder en bus a diario.
Es la estación más joven de Argentina y la más austral del mundo. Moderna y bien acondicionada, su base se sitúa a tan sólo 195 m sobre el nivel del mar y su cota más alta a 1.057 m.

Son 600 hectáreas esquiables, con 28 km balizados y un total de 24 pistas. En ella es fácil coincidir con multitud de equipos nacionales de esquí alpino, como Francia, Italia y Canadá, que la eligen como centro de entrenamiento durante el verano europeo.
Sus pistas están perfectamente pisadas, sus servicios son buenos y cuenta con un completo e innovador snowpark. Además, en sus laderas encontramos algunos itinerarios interesantes para los amantes del fuera-pista más accesible. Todo ello hace de Cerro Castor, una de las mejores estaciones del país.
Cerro Martial
Es la otra opción para esquiar en Ushuaia usando remontador. Situada a tan sólo 7 km de la ciudad, es una estación pequeña y hogareña.

Dispone de un vetusto telesilla de dos plazas, un telecuerda para debutantes, dos pistas azules de 1.200 m de recorrido y un pequeño snowpark, pero en cambio es un spot de lujo para aquellos que andan buscando buen freeride. Las posibilidades son infinitas.
Una vez que llegamos a la parte más alta en el telesilla (540 m sobre el nivel del mar), apreciamos el amplio anfiteatro esquiable: el glaciar Martial. Eso sí, sin fórmula mecánica de acceder, sus laderas cargadas de nieve virgen están sólo al alcance de los que se suden el ascenso a pata o foqueando.
Una de las experiencias más bonitas que vivimos allí fue el ascenso y posterior descenso del mismo glaciar Martial a la luz de la luna llena. La vista sobre la ciudad de Ushuaia iluminada y reflejada sobre el canal de Beagle es sobrecogedora, emocionante, uno de esos momentos en que sentimos que merecía la pena haber viajado tan lejos para disfrutar de la montaña y el esquí.
El refugio –al pie de la llegada del telesilla– es digno de mención, una pintoresca construcción de madera con una enorme estufa central de hierro colado (la llaman salamandra) para calentar el ambiente. Dispone de camas para pasar la noche y servicio de cocina para comer, cenar o tomar un tentempié. Si viajas a Ushuaia, es de obligada visita si quieres disfrutar de las mejores vistas.
Centros invernales
Además de las dos estaciones de esquí mencionadas, encontramos distintos centros invernales donde practicar esquí de fondo, excursiones en moto de nieve, paseos con trineos arrastrados por perros huskies o comer el delicioso cordero fueguino a la cruz típico de la zona.

Uno de ellos es Tierra Mayor, donde Gustavo, el propietario, nos atendió con la mejor onda (como se suele decir en Argentina), ofreciéndonos su equipo de motos de nieve para descubrir las interminables posibilidades de freeride de las montañas circundantes.
Junto al cámara Aitor Alcudia, profesional especializado de los deportes alternativos, cargamos todo el material en las motos y subimos montaña arriba en busca de nieve fresca y buenas imágenes para inmortalizar nuestro viaje.
Encontramos suculentas canales y pasamos unas jornadas inolvidables de buen freeride en compañía de algunos amigos como Gonzalo Rubí (Happy Riding), Juan Cruz Correa (Team light, Gorila, Alto Valle, H2Solido) y el fotógrafo Leandro Herrainz, entre otros.
Una vez finalizada la temporada en las estaciones de esquí de Ushuaia, llegó el momento de ir a la búsqueda de nuestro tesoro a las zonas más altas, bien en esquí de travesía y splitboard, ganándonos cada metro ascendido para después saborearlo en nuestro descenso, o bien con nuestro amigo Charly Lawrence, siempre dispuesto a compartir un buen momento en la montaña con su moto de nieve.

A pesar de la época en que estábamos, bien avanzada la primavera patagónica, en varias ocasiones nos llevamos gratas sorpresas encontrando condiciones increíbles. Pegados al mar, en primavera y esquiando nieve polvo, no podíamos creerlo.
Así fueron pasando los días y de repente llegamos a la fase final de la temporada austral, volvió el amargo dolor que uno siente cuando el deslizar se acaba. Nos despedimos felizmente de un nuevo invierno, encantados de haber encontrado un lugar en el mundo donde disfrutar de lo que más nos gusta con la naturaleza misma y de esa manera proseguir con la hipnotizante búsqueda de nuestro gran tesoro, el oro blanco.
Texto y fotos: Sergio Arjona/Juliana González