Este fin de semana he podido esquiar en Grandvalira. Desde aquí agradecer, en primer lugar, a la estación por la gestión, sin la cual no hubiera podido esquiar. Como sabéis, el esquí en Andorra está reservado para residentes en el país y por eso he necesitado de su especial colaboración. Muchísimas gracias.
Según me cuentan, desde que se abrió la estación, las zonas que están abiertas lo están con plenas garantías, tanto a nivel de protección contra el Covid-19, como a nivel de pistas e instalaciones. Lo abierto, está muy bien, como siempre, me dicen. Especialmente este año, y como para ponérselo más difícil todavía a quienes no pueden esquiar, la nieve ha sido más que suficiente, y, en algunos momentos de mucha calidad e incluso cantidad. El trabajo de la gente que actúa sobre el terreno está siendo tan meticuloso como otros años. En ese aspecto, Grandvalira no ha escatimado recursos, y me consta que los clientes que lo pueden disfrutar están muy satisfechos.
Grandvalira está preparada
Como es lógico y responsable, la estación ha tomado todas las medidas necesarias para el uso y disfrute seguro de los esquiadores. Así, las cabinas, por ejemplo, están perfectamente limpias de virus y bacterias. El uso de mascarillas es, como podéis imaginar, obligatorio. El acceso a los restaurantes está muy controlado… (Aquí os dejo un video en el que la estación explica cómo se llevan a cabo las medidas anti Covid).
Una de las cosas que más llama la atención es el acceso a los restaurantes. En primer lugar, te piden que digas cuántos sois y varias personas se encargan de gestionar una mesa adecuada. Cuando te acompañan a la mesa te ofrecen una tarjeta en la que tienes que rellenar tus datos (nombre, teléfono, fecha y hora) para que te pudieran avisar en caso de que pasara algo. Dentro de los restaurantes llama la atención el orden con el que se hacen las cosas.

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Las filas
Durante lo que va de temporada no ha habido colas en el acceso a las sillas en Grandvalira, hay poca gente y el acceso es rápido y cómodo. La gente está siendo muy educada con el uso de las mascarillas y, por si acaso, están los trabajadores de la estación para controlarlo.
Este domingo ha sido el de más afluencia de esquiadores y, en algún momento, se acumuló algo de gente. Enseguida se abrió la silla de Llosada, que permanecía cerrada, y se descongestionó todo. En minutos la gente se repartió y la fluidez de las colas volvió a ser la tónica general. Grandvalira está preparada y se adapta en función de las necesidades de los esquiadores.
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El sábado
La mañana del sábado me desperté más pronto de lo normal y con esas mariposas que se te mueven por el estómago en los días grandes. Abrí la ventana y ¡sorpresa! ¡Había nevado! Pero… ¡la nieve estaba marrón! En otras ocasiones lo había visto, pero nunca de esa manera.

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Como es lógico subí a esquiar como si la nieve fuera blanca y, como seguro que sabéis, se pudo esquiar normal y corriente. Quizás en algún momento la nieve se parece a la nieve primavera, con esa sensación de que se desliza fácil pero se agarran un poco menos los esquís. Un poco más de atención y ya está. Se disfrutó igual.
El domingo
Tras haber cumplido el sábado por la tarde con algunos de los compromisos que me llevaron a Andorra, el domingo iba a ser el gran día de esquí e igualmente me desperté temprano. Habían caído por la noche tres deditos de nieve fresca ¡y era blanca! La montaña dejó su extrañísimo color sepia y volvió al blanco que tanto nos gusta.

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El trabajo de los trabajadores de la estación está siendo enorme, día a día se van adaptando a la situación requerida y cambiante. Así, pese a todo, puedes ver cómo se han marcado varios trazados y se ha adaptado la pista a las distintas competiciones. Puedes ver cómo el park permanece tan perfecto como en los días de gala. Como el pisado de las pistas, pese a las distintas nevadas, es tan bueno como siempre… Incluso hay pistas pisadas en la zona que no está abierta (la zona de Llosada que se abrió como respuesta a la gente)… En fin, Grandvalira al nivel de siempre. Supongo que para conseguirlo el esfuerzo que tienen que hacer es más grande que en otras campañas, vaya desde aquí mi agradecimiento a todos los trabajadores por hacer posible que, pese a todo, se pueda esquiar casi como siempre.
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Como en los días grandes, aunque la nieve no fuera mucha, me dediqué a buscar esos rincones secretos que te dan unos metros de nieve sin pisar para ti solito. Pronto salió el sol, había nieve recién caída, tenía esquís nuevos ¿qué más podía pedir? De verdad que hubo momentos muy muy intensos.

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Cuando la nieve está tan buena, te entiendes al primer giro con los esquís, tienes ganas, te sientes fuerte (no dejéis de hacer deporte, que ya queda menos para que podáis esquiar)… Todo fluye. Ese sentimiento que nos proporciona el esquí, ese placer que te hace sentirte feliz, ese bienestar que sientes por dentro y que aflora en forma de alegría. Hay sensaciones que son muy difíciles de explicar, pero tú que disfrutas tanto del esquí, me entiendes. Tú sabes lo que te estoy contando porque lo has vivido muchas veces. Espero que en poco tiempo lo estés disfrutando tú también.
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¿Qué falta?
Faltan los abrazos. Una de las cosas que más se echa de menos, en general, por culpa de esta pandemia son los abrazos. Los echábamos de menos en verano y los seguimos echando de menos en invierno. Este fin de semana me he encontrado en Grandvalira con amigos a los que hace tiempo que no veía… Y no les he podido abrazar. Un choque de puños o un choque de bastones sustituye a nuestro tradicional abrazo. Bueno, menos es nada.
También falta la sonrisa de la gente. Como en todos los ámbitos de la vida, la sonrisa se nos ha tapado con las mascarillas. Por momentos parece que la gente esté menos contenta. Luego, cuando bajas, y tú llevas la tuya, aunque nadie la pueda ver, piensas que cada uno llevará la suya. Y parece que, al menos en ese sentido, todos estemos de alguna manera conectados.
En algunos momentos, como en el que se abrió la silla de Llosada y se escuchó un run run de todo el mundo, te das cuenta de las cosas son como siempre. Sobre todo cuando alguno de los amigos termina de bajar alguna de las palitas con nieve sin pisar, aunque solo fueran tres dedos, y escuchas sus gritos como los de todos los años. La sonrisa vive bajo la mascarilla, al menos para los esquiadores.

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En mi caso, además, me falta mirar atrás y ver si todavía me siguen los míos. Las siluetas de los niños en movimiento destacando sobre la nieve, y a los pocos metros la de mi mujer, vigilándolo todo, para que todo esté bien, para que todo esté como siempre. Ya falta menos, cada día un poco menos, para que volvamos, para que podamos esquiar todos, y Grandvalira, como siempre, estará preparada.
El blog de Urzaiz febrero de 2021
¡Que suerte! Me gustaría ir algún día como casi todos los años. En cuanto se pueda lo intentaré. Tiene muy buena pinta
Hola Jaimeski, eso espero, que pronto se pueda ir a esquiar. Grandvalira está preparada, y supongo que deseando llenarse de clientes. Aquí nos necesitamos todos, las estaciones a nosotros y nosotros a las estaciones. La rueda del esquí la movemos entre todos, pero hace falta que nos dejen moverla.
A ver si resultará que el esquí es de los que está haciendo mejor las cosas y de los más perjudicados…
Es que yo creo que es así. Las estaciones han cumplido con todos los requisitos pedidos y con algunos extras. El problema no es de las estaciones, y máximo para realizar un deporte al aire libre… A ver si nos dejan circular pronto y la cosa irá cambiando.
Una de mis estaciones preferidas. El año pasado me quedé sin ir, ojalá este año sí que pueda visitarla. Aunque sea en verano.
Esperemos que sí Powderhunter. Al verano «llegamos» seguro, pero espero que puedas visitar la estación también este invierno.
Por cierto que yo voy todos los veranos, y cada vez me gusta más también cuando no hay nieve.
Estoy contigo, faltan muchas cosas, pero al menos algo se puede hacer, suerte que tienes de poder esquiar y disfrutar!! a ver si pronto nos conocemos y hacemos alguna rutilla! un abrazo!
Muchas gracias Esquiadores de Vida. Pues ojalá que sí. Y también ojalá que pronto dejen de faltar esas cosas que tanto echamos de menos.