Así vivimos las Head 12h Masella

Por segundo año volvíamos a presentarnos a una prueba especial, la Head 12h Masella. Para mí es una prueba a la que me siento muy vinculado porque en su día colaboré con Ski The East en el desarrollo de la idea, la presentamos, gustó y se hizo, y esto siempre es una satisfacción.

El año pasado, a pesar de que no existía la categoría, fuimos unos cuantos que nos presentamos solos, dispuestos a pasar las 12h en solitario. Parece que ha triunfado porque este año ya ha existido como categoría oficial y había bastantes participantes. Correr solo es un reto importante, pero si te lo tomas en serio y vas a fondo sin parar ni una sola vez, la cosa adquiere tintes bastante épicos porque el esfuerzo es muy grande y la cabeza a veces juega malas pasadas.

En cualquier caso, gentes de sitos varios de la geografía ibérica se daban cita en esta prueba de las Head 12h Masella. La previsión del tiempo indicaba que todo colgaba de un hilo porque había riesgo de lluvia, pero mientras aguantara, todo seguiría según lo previsto.

Tras el reconocimiento, vemos que el trazado volvía a ser un Super-G en la pista Davallada, sin prácticamente banderas que obliguen a girar. Vamos, una oportunidad para poder bajar a velocidades de infarto una pista homolgada FIS. La sensación que da ponerse en huevo por esta pista es muy bestia.

Echando un vistazo al material que llevan los corredores, vemos que algunos equipos van equipados con esquís de Super-G y ya se ve que el nivel será bastante alto, pero hay uno que juega completamente en otra liga. Sí, Ferran Terra, ex corredor del equipo nacional y además corre solo, así que nos tendremos que medir con él. Que no nos pase nada.

La nieve está blanda porque la temperatura es muy alta e incluso hay una zona en la llegada que se ve que va a encharcar enseguida,  por lo que la primera pregunta que uno se hace es qué esquís coger. Llevaba unos Dynastar Speed WC Master y unos Legend 88 por si la cosa se ponía muy fea. Para ir deprisa siempre mejor unos GS, así que opté por los Master y a ver qué pasa. La verdad es que los esquís respondieron de cine con estas condiciones.

Una vez reconocida la pista, viene la primera bajada, que es cronometrada para establecer el orden de salida. Los esquís dispuestos a una distancia en función del tiempo de la bajada. Hay que correr hasta ellos y salir disparado hacia la cola de la silla TGV. Hice una mala bajada cronometrada y me tocó correr hasta muy lejos.  Pude apretar y recuperar algunas posiciones, pero este punto es crucial para el desarrollo de la carrera, ya que es difícil adelantar a corredores en pista.

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Empiezas a ver cómo van tus rivales, aquellos que sabes que van solos. Algunos han salido muy bien y van bastante por delante, mientras que otros van por detrás. En fin, queda un mundo por delante y habrá que ir a fondo pero con cabeza. Sólo un corredor por silla, así que hay que adelantar en pista sí o sí.

Y con la prueba en marcha, comienza un ritual que se repetirá casi 60 veces. Coger la silla TGV, en la que teníamos un carril reservado que hace que no hagas cola. Al salir de la silla, hay un tramo bastante plano hasta el portillón. Llegas al portillón, giras 90º y empieza la bajada de verdad. Unos primeros metros algo planos con una curva cerrada a derecha para llegar a un muro a izquierda en el que la velocidad puede ser muy muy alta, tanto que cuesta mantener la posición de huevo. Dos curvas muy abiertas y viene un salto que si lo coges muy rápido te hace volar unos metros. Al salir del salto, una bajada pronunciada y un giro a derecha. Las piernas ya se empiezan a notar, pero falta la parte final. Un giro a izquierda suave y encaramos la última bajada con pendiente hasta llegar a la zona de meta y boxes, en la que hay un pequeño giro a izquierda. Aquí las piernas arden, pero falta el regalito del final, atravesar la zona encharcada y remar como un loco para llegar a la zona "segura", en la que nadie te puede adelantar y seguir hasta volver a subir a la silla. En total, menos de 2 minutos pero de auténtico frenesí.

Van pasando las bajadas y cada vez vuelve la sensación al inicio de que te tienes que tirar a gas, como cuando se acerca la primera bajada en una montaña rusa. No hay tregua, no se afloja el ritmo y aquí no para nadie. Si hay que hacer alguna cosa, se aprovecha la silla porque no hay tiempo que perder. Está claro que la manera de competir de los equipos no tiene nada que ver con los que vamos solos. Suerte que tenemos un grupo de Whatsapp entre unos cuantos de los que corremos la carrera que nos hace más amena la subida en la silla. Vamos comentando la jugada y ayuda mucho anímicamente. Porque las horas pasan más despacio de lo que deberían. La monotonía sólo la rompe el estado de las piernas, que va empeorando poco a poco.

Igual que sucede cuando corres una carrera a pie de larga distancia, en la Head 12h Masella hay un momento que tienes que pasar el muro. En mi caso podríamos decir que esto pasa a las 8h. Llevas ya mucho rato, ves que cuesta mucho ganar posiciones, que queda un buen rato de carrera y que las piernas ya no están para demasiadas alegrías. En ese momento empecé a bajar un poco el ritmo en la parte final, ya que la nieve estaba ya muy blanda, mis piernas empezaban a notar el cansancio y la baja de uno de nuestros compañeros de Whatsapp por lesión nos hacía ser algo más prudentes. Prudentes... pero con el cuchillo entre los dientes.

Y cuando ya estás preguntándote qué haces aquí dando vueltas a la misma pista como un hamster, llegan las 5 de la tarde y se produce la magia. La estación queda vacía y durante 1h30 sólo los corredores seguimos allí. Es una sensación muy especial. Y además, ya llevas tres cuartas partes de la prueba y aunque sabes que queda un buen rato, empiezas a ver el final del túnel.

Este tiempo pasa deprisa y enseguida son las 6:30h, empieza a oscurecer y las sensaciones son otras. Vuelves a estar rodeado de gente, se ve menos y las sombras de los focos a veces te juegan una mala pasada haciéndote pensar que hay alguien a punto de adelantarte, pero eres tú y hasta que no te acostumbras pasa un rato. Eso sí, tú sigues a tu ritmo. En este momento, cada vez que pasas por meta las piernas están al rojo vivo y rezas para que pases el "charco" sin problemas porque ya has visto a más de uno empapado.

Y cuando ya veíamos el final bastante cerca llegó la épica. Una fina lluvia nos empezó a acompañar. Pero poco a poco se fue intensificando hasta acabar en un diluvio. Eran algo más de las 7 de la tarde y llevábamos con las botas puestas desde las 7.30 de la mañana. La estación se vio obligada a parar los remontes por riesgo de tormenta y de esta manera acababa la edición de la Head 12h Masella, algo antes de lo previsto pero de manera muy intensa.

Y así despedimos la segunda edición de la Head 12h Masella. Agradecer un año más a Head por montarlo, a la estación de Masella por hacerlo posible y a la gente de Camp Base por la organización. Bueno, y a Anna, que me acercó un bocadillo de butifarra que me sentó a gloria cuando llevaba 7 horas alimentándome únicamente de avellanas.

¿Y los resultados? Pues bastante bien. 5 puesto en individual y 13 de la general. Pero me alegra ver que si hubiera participado por equipos en la categoría de mi edad, habría ganado :-)

Ahora toca recuperarse porque el esfuerzo ha sido muy grande. Yo no sé los demás, pero el domingo las agujetas de mis piernas eran de primera división. Pero el atracón ha sentado bien, así que nada,  ¡el año que viene más 12h Masella!

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