Inmersión forestal, el remedio más natural para aliviar el estrés

Inmersión forestal, el remedio más natural para aliviar el estrés

Vivimos acelerados, absortos en nuestros pensamientos, siempre con mil cosas en la mente, a la que apenas damos un respiro.

Nos exculpamos diciéndonos que así es la vida en nuestros tiempos, pero también necesitamos descansar, aliviar nuestra carga psicológica, y no solo durante las vacaciones sino de forma regular si queremos seguir manteniendo cierta “cordura”.

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Vivamos donde vivamos, seguro que cerca tendremos algún paraje natural; parque, bosque, montañas… al que poder ir para desconectar.

La naturaleza tiene ese poder de hacernos sentir bien. Seguro que en más de una ocasión habéis sido conscientes de cómo se iba dibujando una sonrisa en vuestra cara conforme os rodeabais de más y más verde.

¿Por qué limitamos esa magnífica sensación a momentos tan puntuales? La cultura japonesa tiene un vínculo muy fuerte con la naturaleza, y de sus prácticas podemos aprender mucho.

‘Shinrin-yoku’, inmersión forestal

Puede que la palabra inmersión suene “fuerte” y creamos que hace falta mucha dedicación para llevarla a cabo, pero para nada.

Básicamente, la inmersión forestal trata de caminar por el bosque en silencio, para captar con todos los sentidos los beneficios que nos proporciona estar en la naturaleza.

El ‘Shinrin-yoku’ nació en Japón en los años 80 como una medida de salud pública para aliviar el estrés que sufría la gente, principalmente en las grandes ciudades.

Cambiar el sonido del claxon de coches y el olor a polución, por el sonido del viento entre los árboles, el cantar de los pájaros y el olor a suelo húmedo suponía un gran alivio para las mentes.

Esta práctica tuvo tan buena acogida que fueron muchos los que se habituaron a practicarlo al menos una vez a la semana, y gran cantidad de parques se sumaron a la iniciativa y se certificaron como centros oficiales en los que practicar inmersión forestal.

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Es cierto que somos culturas muy diferentes, pero el efecto que la naturaleza tiene en los humanos no entiende de esas diferencias. Así que, ¿por qué no sumarnos también nosotros?

Solo tenemos que buscar un parque, bosque o cualquier paraje natural al que podamos acudir con cierta facilidad -ir hasta allí tampoco puede ser cauda de agobios- y reservarnos 1, 2, o las horas que podamos a la semana, para simplemente dedicarnos a pasear y dejar llevar nuestros pensamientos con el sonido de la naturaleza.

¡Nosotros nos sumamos desde hoy mismo! ¿Alguien más se anima con la inmersión forestal?

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