La estación de esquí de Ischgl es más conocida por su après-ski, os sonará por el sobrenombre de “Ibiza de los Alpes”, que por sus pistas e instalaciones.
Miles de turistas la visitan, o visitaban cada año, por sus fiestas, y por el juego del “Cerveza Pong” (Beer Pong). Este consistía en que un camarero se introducía una pelota de ping-pong en la boca y la lanzada dentro de la jarra de cerveza de alguna asistente.
Esto daba derecho a cierto roce y, además, esta participante, podía repetir lo mismo lanzando la pelota en la jarra de otro asistente y así repetidamente.
A finales de febrero de 2020, coincidiendo con las vacaciones de invierno de Francia y otros países europeos, la estación seguía a máximo rendimiento, repleta de turistas y funcionando con total normalidad, ajena a la pandemia.
El 5 de marzo, el gobierno islandés informó a las autoridades del Tirol de que 5 islandeses se habían dado positivo a su regreso de dicha estación, y procedieron a la evacuación del resort.
Sin embargo, el contagio ya se había producido, en una estación con visitantes procedentes de los 5 continentes.
Ahora, un año y medio más tarde, comienza en Viena el juicio por el supercontagio de COVID en la estación de los Alpes, y lo cierto es que por ahora parece que no empieza de la mejor manera posible para los demandantes.
Juicio por la muerte de un periodista jubilado
Hannes Schopf estaba en la estación cuando fue evacuada y murió un tiempo después por coronavirus. Fueron evacuados en autobús, espacio cerrado en el que pasaron largo tiempo debido a los atascos.
Su hijo Ulrich explicaba que su padre estuvo en el autobús junto con “muchos otros turistas, muchos de los cuales tosían y estornudaban” y se quejaba de que la “evacuación fue dispuesta sin las necesarias medidas de seguridad y alguien debe responder por eso”.
El abogado de los demandantes, Alexander Krauser, alega que el supercontagio podría haberse evitado y acusan al gobierno de haber actuado demasiado tarde.
Los demandantes reclaman una indemnización de 100.000 euros, pero hay más demandas interpuestas, antes el mismo tribunal, y cerca de otras 3.000 solo en Austria.
El resultado de este juicio es de gran importancia pues podría sentar precendentes para el resto de causas.
Sin procedimiento probatorio
Aunque no puede saberse todavía qué ocurrirá, por ahora el camino no es del todo esperanzador.
Tras escuchar a las partes, la juez del caso ha rehusado el procedimiento probatorio, según ella, porque conoce toda la información relevante y así se evitará un circo mediático.
Esta decisión no ha permitido a los demandantes hacer compadecer en el juicio a Sebastian Kurz, canciller de Austria, ministros, cargos públicos del Tirol y a unos 2.000 turistas.
Ahora ya solo queda esperar a la sentencia de la magistrada, que la emitirá por escrito.