Nacido en Vancouver (Canadá) en 1969, y fallecido en Passo Pordoi (Italia) en 2009, se dice que Shane McConkey es, seguramente, el freeskier más influyente de todos los tiempos.
Una auténtica leyenda. Un aventurero, un salvaje sin filtros que reinventó el esquí y contribuyó directamente a la evolución del material tal y como hoy lo conocemos.
El 26 de marzo de 2009 moría mientras realizaba salto base con esquís en las Dolomitas, junto a su amigo del alma y compañero de aventuras JT Holmes. Filmaban un spot para Red Bull. Saltaban los 800 metros de la pared oeste del Passo Pordoi, en Corvara (Italia).
Primero saltó Holmes y tras él McConkey. Tras realizar un doble backflip, falló el mecanismo que habían inventado para desprenderse de los esquís en el aire y al quedar con solo uno de ellos, perdió el control del vuelo.
Cuando pudo liberarse ya era muy tarde, sin tiempo suficiente para abrir el paracaídas. McConkey tenía 40 años y una hija de tres años, Ayla, con su esposa Sherry.
Shane comenzó en el esquí de la mano de su padre, Jim, monitor y precursor del freestyle. En su juventud trató de hacerse un hueco en el equipo estadounidense de esquí alpino, pero no lo consiguió. Entre otras cosas, porque lo expulsaron de la escuela en Vermont y se quedó sin beca.
Decidió despedirse haciendo una bajada desnudo. Y no sería la única, le cogió gustillo al nudismo sobre los esquís. En la estación de Vail le prohibieron el acceso por haber esquiado la pista de baches como Dios lo trajo al mundo. Una imagen icónica, con la que siempre se le relacionará de por vida.
Se trasladó desde Colorado hasta Squaw Valley (California) en 1994 y fue aumentando su dimensión mediática gracias a sus locuras sobre los esquís y sus espectaculares saltos base.
McConkey inició su trayectoria compitiendo en pruebas de freestyle, pero con el tiempo fue dedicándose más al freeride y sobre todo a grabar películas de esquí extremo para las principales productoras, principalmente con Matchstick Productions y Teton Gravity Research.
Cuenta con una extensa filmografía de 25 películas entre los años 1992 y 2009. Durante una década, sus más fanáticos fans esperaban con ansias comprar cada invierno su nuevo film, para ver qué nueva locura se había inventado Shane para empujar un pasito más allá los límites del freeski.
Vivió una vida de película y creó personajes cómicos que pasarán a la posteridad, como el Saucer Boy. Una de las aventuras que más popularidad le dio fue el doblaje de escenas de riesgo en películas de acción. Algunas de ellas fueron de James Bond.
Ganó varias competiciones, entre ellas los X-Games y los Campeonatos del Mundo de Esquí Extremo. Formó la Asociación Internacional de Freeski y fue la fuerza motriz que se escondía detrás de la organización y del formato de muchos eventos. La huella que dejó fue profunda.
Pero seguramente no fueron sus trucos lo más transcendental de su legado. Su inquietud ayudó a que la industria abriera los ojos y empezara a mover dinero para apoyar al freeski.
Revalorizó el esquí, contribuyó a que volviera a ser atractivo en una época en la que el snowboard le había comido la tostada. Se implicó activamente con el diseño de una nueva generación de esquís.
Se le atribuye la invención del rocker, inspirándose en unos esquís náuticos de los años setenta que utilizó para rodar escenas de powder.
McConkey cambió la manera de entender el esquí fuera de pista, reinventó las medidas y las geometrías clásicas para favorecer la flotabilidad y facilitar los giros en nieve profunda. Lo hizo más sencillo, fluido, divertido y agresivo.
El último esquí diseñado por Shane fue el K2 Pontoon, pero durante muchos años fue imagen de la extinta marca Volant, donde desarrolló el mítico Spatula.
Shane McConkey se merece la categoría de leyenda del esquí. Si esquiar fuera-pista hoy es mucho más divertido, en gran medida es gracias a él.