Uno de los principales peligros de un temporal como el que está afectando al norte de Europa es el elevado riesgo de alud.
Para protegernos de ellos tenemos a los artificieros, que luchan por controlarlos para mantenernos a salvo.
Desafortunadamente, ayer se tuvo que lamentar la muerte de dos pisters en Francia (especialistas artificieros), en la estación de Morillon Grand Massif, al detonarse los explosivos que manipulaban para el control de aludes.

Con un riego de avalanchas de 4 sobre 5, el personal especializado de la estación se preparaba para hacer detonaciones controladas y así reducir el riesgo de alud en pistas.
Aunque todavía está abierta la investigación, y se desconocen las causas que produjeron el accidente, la gendarmería de alta montaña de Chamonix confirma que la muerte se debió a la explosión de los artefactos y no a la avalancha.
Los artificieros son como nuestros ángeles de la guarda y, pese a que las medidas de seguridad que siguen son extremadamente elevadas, cuando se trabaja con explosivos el riesgo siempre es altamente elevado.
Ellos ponen en peligro sus vidas para salvar las nuestras, y se merecen no solo todo nuestro respeto, sino también nuestra admiración.
La empresa operadora confirmó que los artificieros muertos eran Freddy Bigot y Bruno Charrier. Por la tranquilidad de sus familias, esperamos que pronto se aclaren las causas de lo sucedido.
Mientras, solo podemos darles las gracias por velar por nuestra seguridad y dar nuestro sincero pésame a sus seres queridos.