Aunque la sombra del coronavirus no deja de planear sobre cualquier actividad que se quiera llevar a cabo, si la evolución sigue el mismo camino que está tomando, en Francia no será necesario el “pasaporte COVID” para ir a esquiar este invierno.
Así lo ha dado a entender Jean-Baptiste Lemoyne, secretario de Estado de Turismo del país vecino, quien, dando respuesta a la incertidumbre que pesa sobre los profesionales del sector, afirmó que “el mensaje es muy claro: “este invierno, ¡vamos a esquiar!”.
También añadía que es importante recuperar a toda aquella afición y clientes que se habían alejado del esquí, un hecho que se notó especialmente en Francia después de pasar una temporada completamente en blanco con las estaciones cerradas.
Ahora bien, recordaba en sus declaraciones que el gobierno francés se preserva hasta verano de 2022 la posibilidad de establecer un nuevo cierre si la situación sanitaria lo requiere por una nueva oleada.
Pese a ello, remarcaba que “en esta etapa, la ley no prevé que se solicite el “pasaporte COVID” en los remontes, por lo que creo que ahora debemos formar parte de este marco”.
En estos momentos, en Francia, es obligatorio el pasaporte sanitario en bares, restaurantes, espacios culturales y de ocio, para asistir a grandes eventos o para usar el transporte público de larga distancia, y la ley contempla su uso hasta el 15 de noviembre.
A partir de entonces, cualquier extensión temporal debería ser aprobada por los legisladores.
¿Calmarán estas declaraciones la incertidumbre del sector? Quizá en parte, pero no pueden olvidar, como aclara el gerente de un pequeño hotel en Alpes de Haute-Provence en declaraciones recogidas en euronews, que “el año pasado tuvimos repetidos aplazamientos de apertura y tememos que vuelva a suceder”.
Imagen de portada: Tignes