¿Para qué me sirve entrenar en el gimnasio si lo que quiero es disfrutar y aprender encima de los esquís?

¿Para qué me sirve entrenar en el gimnasio si lo que quiero es disfrutar y aprender encima de los esquís?

Adaptarte a cualquier situación conlleva una gran sensación y seguramente muchos beneficios. A mí, por lo menos, me ocurre eso cuando logro decir que “me he conseguido adaptar a algo”, incluso a alguien.

La función de entrenar es conseguir adaptar nuestros sistemas a nuevas situaciones. Situaciones que, en un primer momento, suponen un mayor compromiso para ellos. Así que, el tema que domina este nuevo artículo se construye en torno a la palabra adaptación.

Aunque antes, si no has tenido la oportunidad de ver el primer artículo sobre “Del entrenamiento en el gimnasio a la práctica de esquí alpino en pista”, te invito a que dediques 5 minutos a leerlo. Así, seguro que podrás sacarle todo el partido a este segundo artículo.

¿Para qué me sirve invertir horas en el gimnasio si lo que busco es disfrutar, divertirme, aprender mucho encima de los esquís y sacar mi máximo rendimiento en cada bajada?

undefined

Voy a utilizar dos ámbitos distintos para argumentar el para qué: el ámbito fisiológico (tranquilo, no seré muy científico y sí dinámico) y el biomecánico (me reitero en lo mismo).

Fisiológicamente, todos nuestros sistemas están diseñados para buscar un equilibrio entre sus componentes, para poder seguir subsistiendo y ser útiles en su función.

Sin embargo, se sabe que para poder alargar su vida deben ser sometidos a constantes momentos de estrés. Existe una simbiosis entre su durabilidad (por lo tanto, su salud) y su necesidad de actuar ante constantes cambios (situaciones de estrés a las que son sometidos).

La función real de dichos sistemas es trabajar para resolver su estado de desequilibrio constante (creado por la situación de estrés a la que han sido sometidos) para volver a obtener un nuevo equilibrio, un nuevo cambio.

Es en este momento cuando los sistemas sufren lo que se conoce como una adaptación. Es decir, un “nuevo orden” en base a su capacidad para no “sufrir” tanto ante una situación como la vivida.

undefined

Por decirlo resumiendo: son más fuertes y más resistentes ante la posibilidad de que sean de nuevo cambiados/desequilibrados.

En el gimnasio, puedes someter a tus sistemas a muchas situaciones de estrés (por supuesto, deben ser ordenadas, creando una progresión sobre ellas y, por lo tanto, controladas). Es decir, puedes entrenar para crear adaptaciones fisiológicas con el fin de ser un ser humano más fuerte, más resistente e incluso más ágil.

Por lo que, entrenar en el gimnasio te permitirá utilizar estas adaptaciones para que, cuando todos tus sistemas actúen en una y otra bajada, no se rompan y puedan responder rindiendo al máximo.

undefined

A todos los que esquiamos nos han explicado en alguna ocasión que esto de esquiar no es otra cosa que una lucha constante en busca de una correcta “deformación” del esquí.

Porque el esquí, para poder girar en cada curva, necesita ser deformado: concretamente necesita flexionarse (doblarse) y torsionarse (escurrirse como una bayeta).

Para que esto ocurra, debemos colocarnos en una serie de posturas a lo largo de toda la curva, beneficiándonos de las distintas fuerzas producidas por la velocidad generada, siempre, por supuesto, teniendo en cuenta la constante acción de la gravedad.

Claro está, posturas en constante cambio, así que es mejor que lo llamemos movimientos. Es decir debemos movernos de una determinada forma encima de los esquís.

Estos movimientos son específicos para este deporte, pero comparten una esencia común con otros movimientos específicos de otras especialidades deportivas y con otros movimientos cotidianos que se realizan cada día 1 millón de veces.

A partir de estos movimientos básicos, que son la base de otros más específicos, podemos crear un “menú” de movimientos básicos más empleados que conocemos como patrones de movimiento básico.

Y es aquí donde quería llegar para explicarte para qué resulta tremendamente útil entrenar en el gimnasio antes de calzarte las botas.

Que nuestro software ya haya experimentado dichos patrones de movimiento, y que los entienda y comprenda (aunque no sea en una maravillosa estación de esquí), permite que podamos aplicar la experiencia de esos movimientos ya entrenados hacia los que ocurren encima de los esquís.

De esta forma podremos realizar los movimientos de una manera más eficiente, aumentando así el rendimiento y la velocidad de aprendizaje y, por lo tanto, podremos aprovechar al máximo cada indicación técnica del entrenador-profesor y disfrutar más en cada bajada, con o sin profesor.

Autor: Iñaki Landaluce López

Performance Fitness Coach / Especialista en Rendimiento a través de Movimiento.

Entrenador de esquí alpino.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...