La semana pasada, del 6 al 9 de enero, tuvo lugar la Copa del Mundo de Freeski Halfpipe y Slopestyle de Mammoth Mountain, una cita en la que no podemos dejar de recordar que el rider de la RFEDI, Thibault Magnin, se llevó la 10ª posición en Slopestyle.
Pero dejando nuestros orgullos al margen, vamos a centrarnos en otro detalle muy importante, la preparación de las líneas.
A no ser que tengamos la suerte de haberlo vivido en primera persona en alguna estación, lo que acostumbramos a ver es la propia competición, con los escenarios de las diferentes pruebas ya listos para que los mejores riders del mundo nos sorprendan con su pericia.
Sin embargo, lo que no es tan habitual es ver todo el trabajo que hay detrás.
Un evento Copa del Mundo de esquí alpino, por ejemplo, ya supone un gran trabajo (podéis haceros una idea en el artículo que publicamos sobre la preparación de una carrera FIS de gigante).
Sin embargo, en estas competiciones se aprovecha la propia pista más o menos tal cual. Eso no quita que haya un ingente trabajo de cuidado de la nieve, el marcaje del trazado, medidas de protección… Además de toda la burocracia.
Pero como es obvio a simple vista, en el caso de la preparación de una competición de Freeski se deben crear los diferentes módulos, los saltos, el halfpipe… Porque todo eso no es obra de la naturaleza, sino del equipo humano de la estación.
Gracias a Mammoth Mountain, ahora tenemos la oportunidad de ver cómo fue todo ese trabajo de preparación de los escenarios para la Copa del Mundo de Freeski Halfpipe y Slopestyle celebrada la semana pasada, desde 72 horas antes del inicio de la competición.