Querido profesor de esquí...
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Querido profesor de esquí…

Querido profesor de esquí, hoy vengo a darte las gracias. Por ti sé esquiar, tú me enseñaste a hacerlo, te empeñaste en que aprendiera ese nuevo gesto que me iba a hacer disfrutar más y me animaste cuando no me salían las cosas. Todavía hoy, que empiezo a dejar de ser un niño, me das esa clave que me hace avanzar. Ese toque fino que solo tú sabes ver. Querido profesor de esquí, te debo tantas cosas…

Como muchos de vosotros, a lo largo de la vida, he tenido distintos profesores de esquí. Tuve la suerte de poder asistir a uno de aquellos viajes que se hacían antes a la nieve. En Cerler, en febrero, ¡imagínate! No tenía ni idea de lo que era el esquí. Además de las aventuras correspondientes con mis compañeros de colegio, tuve la suerte de dar con un gran profesor de esquí. Un chico joven del que no recuerdo el nombre, pero que fue capaz, en la primera clase, de conseguir que el esquí me cautivara para siempre. Y nunca lo he dejado. Es cierto que ha habido años en los que he esquiado menos, pero dejarlo nunca. Y, de alguna manera, desde aquel primer día de esquí, soy esquiador. Y, ser esquiador, para mí, es toda una suerte.

He tenido tantos profesores de esquí que es imposible nombrarlos a todos, y por ello no nombraré hoy a ninguno. De alguna manera me gustaría que este humilde texto sirviera para darles las gracias a todos. Chicas y chicos que disfrutan de su trabajo y que consiguen que los alumnos disfruten también. Ahora, ya un poco dejando la niñez, mujeres y hombres adultos que te hacen disfrutar como un niño, como lo disfrutan ellos también.

He tenido la suerte de tener excelentes maestros de esquí… Y de seguir disfrutando de sus enseñanzas.

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Una gran responsabilidad

Ser profesor de esquí es una gran responsabilidad. De ellos depende el que una persona quiera ser esquiador o que lo deje en el primer intento. Digamos que es, un profesor de esquí, la primera piedra sobre la que se sustenta toda la industria del esquí. Si él falla de nada servirá que haya marcas buenísimas, estaciones espectaculares, restaurantes a 2.000 metros. Si no hay esquiadores de nada sirve. Si el profesor, si la profesora, consigue cautivar al esquiador, le meterá dentro ese veneno que le durará para siempre. Y la rueda de la industria del esquí seguirá girando. Y todos podremos disfrutarla.

Por eso me gustaría, y creo que no es así en todos los casos, que los hombres y mujeres que se dedican a dar clases de esquí estén bien pagados, y protegidos. Y que su profesión sea digna y permita vivir a las familias con dignidad. Y no siempre, me consta, es así.

Una gran suerte

También, y desde el punto de vista de un «esquiador urbano», el ser profesor de esquí es una gran suerte, porque puedes esquiar cuando los demás estamos trabajando. Y ya sé que es un trabajo, y duro, pero también una suerte el poder disfrutarlo.

Para eso, para disfrutarlo, hay que ser un esquiador entusiasmado, como lo son la gran mayoría de personas que se dedican al oficio. Y, si consiguen contagiar ese entusiasmo, el trabajo dejará de serlo.

En este momento dos amigos están ultimando las prácticas para ser profesores titulados de esquí. Desde aquí les mando toda mi ilusión. Son dos personas que esquían muy bien, pero, sobre todo, que viven el esquí con intensidad. Creo que los dos van a ser excelentes profesores de esquí y que gracias a ellos muchísimas personas empezarán a disfrutar de este deporte.

Profesor de esquí, gracias por todo

He tenido, por suerte, decenas de buenas anécdotas con mis profesores y profesoras de esquí. Recuerdo como algo espectacular la clase que recibimos, íbamos un grupo numeroso, un día de perros. De niebla primero, de lluvia y frío después. Estuvimos disfrutando de la clase hasta el final, cuando hacía un par de horas que se había acabado la hora. Nunca, creedme, me he mojado tanto como aquel día. La ropa no era como la de ahora, pero aún con la de ahora me hubiera mojado sin duda. Qué gran profesor, él sí es consciente de cómo ayuda a otros en este fantástico deporte.

A veces he aprendido tanto de esquí fuera de las pista como dentro.

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Recuerdo el día en el que un chico joven, tan joven como lo era yo entonces, me ofreció la posibilidad de estrenar unos SL para evolucionar sobre el canto… Y se presentó a las 10 de la mañana con los esquís nuevos, para mí. ¡Qué sensaciones! Me abrió un mundo.

Me acuerdo, y no lo olvidaré nunca, el día en el que un gran profesor de esquí, hasta maestro diría, se empeñó en decirme que yo no esquiaba mal y se presentó a la clase con una cámara de video para enseñarme la cantidad de cosas que hacía bien en vez de pensar en las que hacía mal. El buen profesor de esquí no solo te enseña a esquiar, también a que te creas que sabes hacerlo. Aquel momento fue crucial en mi evolución.

Aquella chica que me dijo que el esquí se tenía que pisar, y me abrió el mundo a las sensaciones de los pies.

Aquella otra cuya elegante coleta no dejaba de moverse y me hacía perder la atención. Me puso ejercicios, y hablo de hace muchos años, que sigo practicando y con los que noto mejoras cada vez que los practico.

Recuerdo a un profesor entusiasmado que logró que un variopinto grupo de puretillas estuviera esquiando toda una semana con la ilusión de los niños con esquís nuevos.

El seguir tomando clases e intentar mejorar y reciclarse es fundamental para seguir disfrutando.

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Recuerdo a tantos grandes profesores de esquí que me gustaría que este artículo sirviera para todos. Muchas gracias querido profesor de esquí, por ti soy esquiador, y disfruto de ello siempre que puedo.

Ahora, en la actualidad, sigo tomando clases (Top Class). Pero, sobre todo, tengo la suerte de esquiar con muchas personas que son, o han sido, profesores y profesoras de esquí. ¡Qué lujo! Nunca dejan de darte un detalle, una pequeña apreciación, o grande, si se requiere, que te ayuda a mejorar. ¡Muchísimas gracias a todos! Querido profesor de esquí, sin ti me hubiera perdido tanto…

¡Ah! Y, por supuesto, a todos esos profesores amigos a los que he hecho ver un video en alguna ocasión y me han dado después toda una «masterclass» por teléfono, Whatsapp, correo,… Incluso en agosto desde la playa. 😉

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18 comentarios en «Querido profesor de esquí…»

    • Pues sí. Con toda la locura del fuera de pista nos venimos arriba con facilidad. Pero es precisamente ahí donde máscuidado tenemos que tener. Por eso hay que coger profesores especializados.?

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  1. Muy buena reflexión!
    Los profesores son básicos para nuestro deporte y, como bien dices, sin ellos poca industria habría.
    Muchas veces nos quejamos del precio de las clases, pero siempre son una buena inversión

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    • Así es Ferran, la verdad es que es caro, y es posible que se debiera reflexionar al respecto. Pero es la pescadilla que se muerde la cola.

      Eso sí, siempre vale la pena el esfuerzo económico porque después los progresos se reflejan es satisfacciones.

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  2. Nunca lo había pensado, pero es así de simple: Si hoy esquío como esquío, es gracias a todos los profesores de esquí que tuve y algún entrenador también. Gracias por abrirme los ojos, y desde este post, me uno y también doy las gracias a todos aquellos que me enseñaron a esquiar. Gracias Alvaro!!!

    Responder
  3. Buenísima reflexión, pero los profes también tenemos que dar las gracias a nuestros profesores y formadores!

    Cuando te llega un alumno que sabes que vas a tener unos días, cogerlo de 0 y ver la progresión y como se divierten cada vez que aprenden algo nuevo y una nueva sensación, es muy gratificante!

    Lastima de las condiciones en general

    Responder
    • Estoy seguro de que mucha gente se acordará de ti en el futuro por haberlos iniciado en nuestro deporte y por enseñarles a amarlo.

      ¡Disfrútalo!

      Responder

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