Ubicado a unos 60 kilómetros de París, Rambouillet es un pueblo francés cuya parte no urbanizada forma parte del Parque Natural Regional del Alto Valle de Chevreuse y su principal atractivo radica en la naturaleza que lo rodea.
Por supuesto tiene otros lugares de interés turístico como el Castillo de Rambouille y su parque, el museo del pueblo, golf, un hipódromo y teatro. Pero nada es comparable con sus parajes naturales con más de 22.000 hectáreas de bosques vírgenes.
En ocasiones, los locales de un lugar no acabamos de valorar lo que tenemos tan a mano. Sin embargo, los habitantes de Rambouillet se han focalizado completamente en preservar la reserva natural protegida.
Y una de las propuestas que están llevando a cabo en el pueblo, con el fin de reducir la contaminación lumínica, es usar la bioluminiscencia, luz procedente de organismos vivos, para iluminar sus calles.

Aunque sobre todo relacionamos la bioluminiscencia con animales como las luciérnagas (desafortunadamente hace años que no vemos ninguna) y algunos crustáceos microscópicos que parecen encender las aguas, también existen registros procedentes de hongos, plantas y bacterias.
Según explican en National Geographic, la idea es iluminar el pueblo de Rambouillet usando la luminiscencia de una bacteria marina llamada Aliivibrio fischeri y que puede recolectarse en la costa francesa.
Estos organismos se almacenarían en unos tubos con agua salada que actuarían como “acuarios luminosos”. Glowee es la empresa francesa que está haciendo posible este proyecto y, de hecho, ya pueden verse algunos de estos cilindros bioluminiscentes en alguna carretera del pueblo.

Aun así, aunque es una maravillosa iniciativa que permitirá al pueblo depender en menor medida de la luz eléctrica, el profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Vanderbilt, Carl Johnson, aclara que no es una tarea fácil pues habrá que “alimentar a las bacterias y diluirlas a medida que crecen. Además, el fenómeno dependerá mucho de la temperatura y dudo que funcione en el invierno”.
Por último, también apunta a que la luz emanada por bioluminiscencia es muy tenue en comparación con la eléctrica.