6 Reglas de oro de seguridad para esquiar el backcountry

6 Reglas de oro de seguridad para esquiar el backcountry

Algunas montañas empiezan a lucir un cierto tono blanco gracias a las nevadas de la semana pasada y, aunque todavía estamos lejos de poder irnos a esquiar, estando casi a mediados de noviembre solo es cuestión de un poco de tiempo que llegue tanta nieve como deseamos. Al menos, la suficiente para poder salir a deslizarnos un poco.

Y como ese día puede llegar de manera más o menos repentina, preferimos prevenir porque aquellos que vemos vida más allá de los remontes tardaremos medio suspiro en salir a buscar los primeros resquicios de nieve para la esquiada.

Además, visto el incremento de seguidores que ha tenido la práctica de skimo en las últimas temporada, posiblemente este año aún sean más los ávidos esquiadores que se animen a salir. Pero debemos recordar que adentrándonos en el backcountry no solo encontramos diversión, sino también zonas poco seguras.

Una agradable escapada a la montaña se puede convertir en una pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. Por eso, gracias a la experiencia y conocimientos que nos comparte el Freeride World Tour, vamos a daros 6 reglas de oro de seguridad en la montaña.

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Estas reglas pueden dividirse en 3 pasos imprescindibles que todos deberíamos respetar: Formación, Preparación y Vigilancia.

6 Reglas de oro de seguridad esquiando fuera pista

La formación es clave

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Las montañas, la naturaleza, es implacable. Y aunque sigue siendo muy imprevisible, cuantos más conocimientos tengamos sobre el medio, más probabilidades tendremos de salir airosos o de evitar de algún contratiempo.

Y no solo debemos ampliar nuestros conocimientos sobre medio, sino también en rescate.

¿De qué nos sirve tener el mejor y más moderno equipo si no sabemos usarlo?

Un receptor de víctimas de avalancha, por ejemplo, requiere de un correcto entrenamiento previo para usarlo exitosamente.

Y después, una vez localizada a la víctima, es necesario conocer la técnica necesaria al desenterrarla, para que la nieve no caiga sobre ella y evitar así el riesgo de asfixia.

Al margen de todo lo que se pueda aprender y leer por cuenta propia, o escuchando las experiencias de amigos o conocidos, lo mejor es realizar cursos específicos de seguridad en montaña.

Preparación previa

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Para empezar, nadie debería salir sin llevar el equipo adecuado. Esto implica casco, transceptor de avalanchas, pala, sonda, bolsa de aire y, por supuesto, llevar la indumentaria adecuada y equipada con reflectores Recco para facilitar la localización.

Y por supuesto, una vez estemos seguros de tenerlo todo, también debemos verificar el buen estado de funcionamiento. Por ejemplo, asegurarnos de que el detector de víctimas tiene batería.

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También es muy importante planificar nuestro plan de antemano.

Aunque debemos estar siempre alerta pues la situación puede cambiar, antes de salir es importante tener clara la previsión meteorológica y nuestro itinerario.

Si el tiempo parece que nos acompañará, y tenemos el destino e itinerario claros, debemos revisar los boletines de avalancha y las condiciones de la nieve.

Vigilancia continua, manteneros alerta

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Al inicio del trayecto, siempre es interesante hablar con personal de pistas (si vais a una zona cercana), a forestales u otras personas cualificadas y preguntarles por detalles que puedan ser de interés sobre la ruta que seguiremos y sobre la zona en general. Suelen tener información de primera mano y muy valiosa, que posiblemente no encontraremos en otro sitio.

Y luego, ya en nuestro destino, debemos escuchar y observar la montaña con atención y evaluar los riesgos y la viabilidad:

El grado de pendiente/inclinación y la exposición de la cara que queremos abordar, la altitud, los efectos del sol y el viento en la nieve, obstáculos (árboles, acantilados, rocas, grietas) y posibles señales de seguridad.

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Es importante tomarnos el tiempo necesario para hacer cortes en la nieve y así observar la composición del manto de nieve y poder decidir con mayor conocimiento si la zona es estable.

Tampoco es lo mismo esquiar sobre un manto de nieve de 3 metros, que sobre un espesor de 50 cm. Antes de salir, también es importante saber qué capa frágil vamos a alcanzar y así saber cuánta presión podemos llegar a ejercer esquiando.

Por último, algo que hemos repetido en muchas ocasiones en otras circunstancias. Es muy importante ser sinceros con nuestro nivel. No debemos subestimarnos, que vamos a pasarlo bien no a aburrirnos, pero en ningún caso deberíamos sobrevalorar nuestras capacidades porque entonces sí podríamos encontrarnos con un problema serio.

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1. Salir sin informar a alguien de nuestro itinerario

2. Ir solos

3. Salir con personas mal equipadas

4. Seguir pista ya hechas

5. Detenernos en zonas peligrosas de la cara

6. Ir en grupos grandes. Es mejor mantener cierta distancia.

7. Seguir a alguien sin más. Primero debemos observar, usar nuestro sentido común y tomar nuestras propias comprobaciones.

8. Los miembros del grupo debemos hablar entre nosotros sobre los posibles riesgos y peligros.

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Amemos la montaña, disfrutemos del gran regalo que nos hace. Pero sobre todo, respetémosla. A su lado, somos muy pequeños…

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