Las sensaciones durante los primeros días son siempre contradictorias: por un lado experimentamos el inmenso placer de volver a deslizar por la nieve, pero también nos sentimos inevitablemente torpes tras tantos meses de inactividad. Necesitamos un poco de rodaje para recuperar la soltura y los automatismos sobre nuestros esquís. Estas primeras jornadas pueden ser muy productivas para empezar con buen pie la temporada. Nuestra actitud, estática o dinámica, puede marcar una gran diferencia en nuestros descensos.
Aprovechemos que nuestros sensores están adormecidos para probar cosas nuevas; nada de hacer esas primeras bajadas como siempre, recuperando sensaciones que nos resulten familiares. Vamos a empezar este invierno de manera diferente, buscando movimientos nuevos. Ahora es cuando nuestros vicios están dormidos y podemos cambiarlos.
Actitud estática
Un error muy común… En las primeras bajadas tendemos a recuperar posiciones y gestos habituales para ir tomando confianza. Una actitud lógica, pero que generalmente provoca un bloqueo en cuanto a brazos y tronco. En esta secuencia vemos cómo el esquiador busca una posición correcta de su tren superior, pero en cuanto la encuentra, la mantiene durante todo el transcurso de la curva.
Esta actitud estática, esperando que llegue el siguiente viraje, provoca –como podéis apreciar en las fotos– que no apliquemos correctamente la fuerza sobre el esquí exterior, por lo que el esquiador queda completamente inclinado y rotado hacia el interior del viraje, es decir, con demasiado peso sobre el esquí interior, con las penalizaciones que esto conlleva a la hora de iniciar el siguiente viraje desde la posición que vemos al final de la secuencia.
Actitud dinámica
Una curva es, entre otras cosas, una sucesión de instantes desde el principio hasta el final de la misma. Por lo tanto, nuestros movimientos deben adaptarse constantemente a dichos instantes. De ahí que nuestra actitud, estática o dinámica, de cara a afrontar el giro, sea tan importante.
Es fácil llegar a la conclusión de que el esquiador, como podemos ver, no se puede quedar bloqueado y estático, sino que debe ser dinámico y anticiparse a lo que está por venir. Tenemos que buscar que nuestra posición sea óptima en cada momento, con una postura adecuada pero no fija de brazos, prestando atención al trabajo de inclinación y angulación y efectuando una evidente contrarrotación al final del viraje.
De esta manera conseguimos transmitir las fuerzas correctamente sobre el esquí exterior y nos preparamos para estar en una situación idónea en el momento de iniciar la siguiente curva. Es importante mantener una actitud dinámica, estar en constante movimiento. Aplicando cambios sutiles, en muchas ocasiones, pero importantes para adaptarse constantemente a lo que ocurre. No podemos acomodarnos, el cuerpo se adapta en todo momento a lo que estamos haciendo, que en este caso es, afortunadamente, ¡esquiar!
Consejo
Os propongo iniciar la temporada con unas primeras bajadas que incluyan todo tipo de movimientos “sin vergüenzas”, buscando la soltura de brazos, cadera, etc. De esta manera, además de afrontar el primer día de esquí con una actitud diferente y divertida, desbloquearemos nuestras articulaciones oxidadas por el verano y sentiremos cosas diferentes en nuestros pies. Analizar vuestros movimientos, y vuestra actitud, estática o dinámica. Os deseamos un buen (y técnicamente fructífero) invierno.
Texto: Dani Maza, demostrador de esquí.
Esquiador: Dani Maza, demostrador de esquí
Muy importantes los primeros días, las primeras bajadas,… Muy interesante.
¡¡Si Señor, Buena Temporada.