Técnica de esquí: Mejorando tus recursos

Técnica de esquí:  Mejorando tus recursos

El esquí es un deporte de habilidad y equilibrio, en el que todo el mundo quiere evolucionar pero no todos le echan las mismas ganas. Es comprensible, ya que dedicar tiempo a estudiar cuando en realidad lo que quieres es pasarlo bien, convierte muchas veces la técnica de esquí en segundo plato de nuestras prioridades.

Es como ir dejando los deberes para otra ocasión. Afortunadamente, la progresión en el esquí no pasa única y exclusivamente por insistir en rígidos y repetitivos ejercicios de escuela.

En este artículo vamos a ver que la técnica no siempre debe ser un tostón, sino que podemos mejorar según esquiamos por la estación, mientras nos lo pasamos bien con nuestros compañeros/as habituales.

En la técnica de esquí se habla mucho de mecanismos, movimientos, posiciones, etc. Pero hay otra parte, no tan académica aunque igualmente muy importante, que consiste en optimizar nuestros recursos.

Es decir, mejorar esa habilidad que no va tanto de movimientos y posiciones precisas, sino de agudizar reflejos, aprender a leer correctamente el terreno, perfeccionar el deslizamiento de los esquís, gestionar la velocidad, asegurar el control del aire… hay mucho que trabajar. A continuación, os expongo algunos ejemplos.

Aéreos

undefined

Para esquiar con cierta velocidad y seguridad hemos de aprender a gestionar nuestro centro de gravedad. En el esquí, el core (la cintura abdominal) es muy importante y no todos los esquiadores saben cómo activarlo o trabajarlo.

El control del aire ayuda mucho en este sentido pues, cuando saltamos, la única manera de mantener el cuerpo estable es activando el core.

Por supuesto no se trata de hacer grandes saltos, empezaremos por algo fácil. Un simple despegue controlado y, a medida que nos vayamos sintiendo seguros, podremos tomar más altura.

El control de un salto empieza todavía en tierra firme. Nuestra posición en la salida deberá estar bien ejecutada, sobre todo si pretendemos aterrizar con suavidad y firmeza. Todo se conecta, no podemos saltar de cualquier forma porque nos desequilibraremos. Una vez en el aire, el core es el que nos va a sujetar y a darnos seguridad en el movimiento. Saltar con cierta frecuencia es muy beneficioso y además ¡es muy divertido!

Deslizamiento

undefined

Existen esquiadores rápidos y otros que no lo son tanto. Aprender a dejar correr los esquís tiene su historia e influyen muchos factores, no solo en el plano técnico, sino también emocional (que al igual que el técnico, también se entrena).

La posición de velocidad –el popular schuss–, colocando los esquís planos, es una de las más difíciles de ejecutar correctamente. En competición, los velocistas trabajan mucho para alcanzar el deslizamiento perfecto.

Busquemos una zona no muy rápida y despejada, donde sentirnos seguros para practicar esta posición y colocar los esquís lo más planos posible sobre la nieve. Mejoraremos no solo la velocidad, sino la sensibilidad con respecto a los esquís. Aprenderemos a sentirlos y a pedirles lo que necesitamos según el momento.

Saber acelerar el esquí es algo que se asimila cuando conectas con él y este ejercicio os ayudará a conseguirlo. Practicar regularmente ayudará también a quitar miedos, ya que nos habituaremos a la velocidad y tendremos más confianza.

Nieves difíciles/ no tratadas

undefined

Salir fuera de pista un día de nieve complicada (por la humedad o el viento, por ejemplo) puede parecer aburrido o difícil. En realidad no es que lo parezca… ¡lo es! ¡Sobre todo, difícil!

Cuando la nieve no acompaña, mantener la posición y ejecutar los virajes deja de ser tan divertido y se convierte en una pelea de supervivencia que, aunque no lo creamos, nos va a enseñar mucho.

En esta secuencia vemos cómo Susana realiza un viraje sobre nieve húmeda y sin preparar con la mayor dignidad posible, lo cual no es nada fácil. Nuestra demostradora parte de una posición correcta en el inicio de curva y, debido a la mala calidad de la nieve, en la que los esquís se pegan al terreno, decide efectuar un viraje por salto; un recurso muy útil en nieves complicadas.

Pero si no tenemos la posición de inicio bien planteada, como Susana, no habrá manera de hacer este movimiento. Siguiendo con la secuencia, vemos que el aterrizaje, a pesar de las condiciones, es correcto y fluido. Pero enseguida podemos apreciar –en el último fotograma– cómo los esquís se clavan de colas, dejándola a ella con el cuerpo sentado.

La posición ya no es tan correcta como al principio y, para ejecutar el siguiente viraje, deberá recuperar antes la centralidad. La nieve difícil es una lucha continua, que nos obliga a estar activos, a pensar diferente; pero, sobre todo, nos enseña a mover nuestro cuerpo de otra forma. No podemos esquiar como estamos acostumbrados y deberemos actuar en consecuencia para resolver la situación con fluidez y elegancia.

Consejo

El esquí es un deporte de habilidad y muy técnico. Si queremos aprender y mejorar nuestra técnica, necesitamos ser versátiles, cambiar rutinas y sacar partido de cada situación para evolucionar. Siempre se puede aprender, en cualquier momento y circunstancia. La clave está en divertirse sin dejar de prestar atención y así asimilar todo lo posible. ¡Se trata de exprimir cada segundo y cada metro que recorramos!

Fotos: Jesús Andrés Fernández

Esquiadora: Susana Sahún

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...