(Lost line)
Él estaba un poco pesado después de unas cuantas cervezas, pero a pesar de las ganas de irme a dormir, tenía que aguantar un poco más. Manu, uno de los pisteros de la estación, balbuceaba sobre una bajada secreta, perdida dentro de la estación y que nadie conocía. Solo él la bajaba, cuando estaba seguro que nadie le veía entrar en ella…
Me moría de ganas, literalmente, de descubrir si era solo fruto de los efluvios del alcohol que llevaba él encima o si era el resultado de la verdad de los borrachos.
Me juraba y perjuraba que nadie lo sabía, pues él nunca se lo había contado a nadie, pero yo dudaba, pues me lo estaba contando a mi. La curiosidad, y sobre todo mis ganas de que fuera verdad, me hacían aguantar lo que fuera, hasta la hora que fuera y al costo de las cervezas que fueran.
– Es imposible verla desde dentro de la estación -dijo él- pues hay que pasar un pequeño bosquecillo que llega a un risco del que cae un precipicio.
Según él, para poder descubrir por dónde estaba me tenía que poner las focas y subir por la montaña de enfrente. Y añadió…
– Pero como todos los que suben miran hacia arriba, a nadie se le ocurre que ahí detrás, a unos cincuenta metros de la llegada del telesilla, sale una bajada. Es poco aparente y solo se ve desde la lejanía, un pequeño trozo de apertura en el bosque. Hay que buscarlo bien, pues ni es pista, ni es camino ni es nada. Solo un pequeño claro.
Al decirme la carena de la que se trataba, tuve un bajón, pues la conocía y por ahí, por esa vertiente era imposible bajar. Si era por ahí, me estaba soltando una milonga.
Cuando le insinué que fuéramos juntos, pareció recobrar cierta lucidez y me dijo tajante que no, que si quería la encontrara yo solo, pero que él nunca llevaría a nadie a su pista secreta.
Con más sueños que datos reales, me fui a dormir y a la mañana siguiente, pronto, me calcé los esquís de montaña y empecé a subir por la montaña de enfrente de la estación. Iba a buscar desde la distancia por dónde podría estar esa misteriosa bajada.
Cada pocos metros, ansioso, paraba y escudriñaba atentamente con los prismáticos la densa arboleda dentro de los límites de la estación. No lograba ver nada… Hasta que a media altura, vi lo que me comentó sobre el color diferente de los arboles en un punto, en que el verde monótono dejaba entrever una línea diagonal hacia abajo un poco más clara…
Podía ser eso. Hice varias fotos para mirarlas en casa tranquilamente. Esa línea no era muy larga, un par de cientos de metros, pero en la parte de arriba, siguiéndola aunque ya no fuera visible, se podía intuir que llegaba justo debajo del risco. Se veían un par de arboles muertos y un pequeñísimo claro encima de las rocas. Si, solo podía ser por ahí.
En casa con el ordenador, ampliando bien las fotos se veía una ligera diferencia de color entre unos árboles y otros, como si entre ellos hubiera un hueco. La línea se intuía a lo largo de casi toda la vertiente y por la parte de abajo llegaba unos metros por encima del lago y a solo unos cien metros por encima de la pista que llegaba al telecabina.
Ahora la veía clara. La entrada estaba en la salida del telesilla tres, pero en vez de ir hacia las tres pistas que salían desde ahí, tenías que caminar un poco en dirección opuesta e ir a buscar el bosque.
Recordé sus palabras… «Una bajada por un cortafuegos de servicio, muy estrecho y con tanta inclinación que no se distingue entre los árboles ni que lo busques. Y es ahí por donde discurre».
Estaba claro que sin sus comentarios nunca la habría encontrado. Mi excitación iba en aumento y me costó mucho dejar pasar el fin de semana para ir a descubrirla, cuando no hubiera tanta gente…
Ahora solo hacía falta bajarla.
Desde que la encontré voy allí por la tarde a última hora, cuando ya casi no hay esquiadores. Salgo del telesilla, hago ver que voy al excusado y cuando nadie mira, me adentro en el bosque.
Unos roces de ramas más tarde ya entro de lleno en Lost Line y es toda para mi. Cara norte, nieve fresca protegida y sin trazas, solo las mías. Un bajadón. Ya la he bajado unas cuantas veces y hasta hoy, aun no se lo he dicho a nadie….
No os lo creáis: Los bajadones secretos no existen. ¡Olvidarlo!
Existen! A ver si algún día os hablo de otro más…
Es mía, solo mía!!! Bien, friki, bien!
No no. Solo miaaaaaa!!! Nadie sabe donde está… Solo Manu y yo.!!! =)