Creo que habría que empezar, no por alabar sus pistas y sus instalaciones -eso ya lo haremos más adelante-, sino por lo que para mí es la característica principal de la estación: su ambiente familiar y el buen trato que siempre se recibe por parte de los locals y el personal de la estación.
Los usuarios habituales de Pajares son gente que, normalmente, están orgullosos de su estación, pese a sus limitaciones, y que no dudan en dejarla en muy buen lugar siempre que tienen ocasión, ya sea ayudando a cualquier neófito o alabando Pajares cuando visitan otras estaciones.
El trato por parte de los urogallos -así se conoce cariñosamente a los trabajadores de la estación- es siempre muy correcto y amable.
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Una ventaja: fácil acceso
El acceso desde las principales ciudades cercanas (40 minutos desde Oviedo y León y 50 desde Gijón y Avilés), así como la buena carretera, hace que llegar a Pajares -incluso los días de temporal- sea bastante más sencillo que acercarse a otras estaciones cercanas, ya que la carretera es una de las vías principales que une Asturias con la meseta.
Pajares no es una estación grande, más bien diríamos que mediana tirando a pequeña. Pero está bien organizada: desde la base, donde se encuentran todos los servicios centrales (oficinas, taquillas, centro médico, cafetería, jardín de nieve, escuela y alquiler), salen la mayor parte de los remontes que dan acceso a todas las zonas del dominio.
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Conociendo Pajares
De la base, a 1.375 m, salen los telesillas de Brañillín y Cueto Negro, que dan acceso a la zona alta de la estación. Situada a 1.870 m, allí está la segunda cafetería de Pajares, que a muchos nos recuerda a la cafetería circular de la estación austríaca de Ischgl y que ofrece un maravilloso paisaje, con toda la Cordillera Cantábrica al fondo.
En días claros dicen que incluso se puede ver el mar. Desde allí arriba tendrás acceso a la pista de debutantes Cueto Negro, que para comodidad de los usuarios cuenta con un telesilla. También puedes emprender la bajada por la que es la arteria principal de la estación, el Valle de Sol y también acceder a la joya de la corona: El Tubo. A esta pista también puedes llegar desde la zona baja mediante el telesilla de Les Patines, y después coger el telesquí del mismo nombre. ¿Y por qué es el Tubo la joya de Pajares? Pues porque es la única pista homologada como estadio de competición de la Cordillera Cantábrica. Combina itinerarios rojos y azules de aproximadamente un kilómetro, con un gran muro donde esquiadores con nivel más alto disfrutarán como en ninguna otra pista del centro.
En la zona baja también tenemos dos telesquís de debutantes, La Hoya y Arroyo, ambos con pistas verdes ideales para el aprendizaje. En La Hoya, todos los viernes y sábados de 19.00 h a 21.30 h podrás disfrutar de esquí nocturno. El telesilla Les Patines también da acceso a una pista azul que es muy utilizada por los usuarios de menos nivel.
Volviendo a la arteria de la estación, el Valle del Sol, tenemos varias opciones para bajar hasta la parte intermedia, donde se encuentra la silla cuatriplaza de idéntico nombre y el telesquí de Fuente la Reina. Son casi todos itinerarios azules y rojos, y una vez en la intermedia hay tres alternativas: por la derecha enlazar con el Pasillo y los dos pasos Martinelli -que ya te dejan casi donde termina el telesquí de La Hoya- o bien bajar por la parte izquierda del Valle y hacer la diagonal que te lleva a encontrarte con el trazado del telesilla del Brañillín y, siguiéndolo, llegar hasta la parte baja. La última opción es coger el telesquí de Fuente la Reina, que te da acceso al Vallón y nos permite alcanzar una de las pocas áreas de freeride de la estación. La temporada pasada fue la primera en mucho tiempo que estuvo casi todo el año con las pistas pisadas y balizadas, por lo que mucha gente pudo disfrutar de sus excelencias.
Por último, figuran en el plano de pistas otros tres telesquís, en la parte baja: Picarota, Abedules y Dulce la Dueña, pero por desgracia hace varias temporadas que no se abren. Picarota es una de las pistas con más pendiente de Pajares y sin mucho secreto, ya que es totalmente recta. Abedules, como su propio nombre indica, tiene abedules en su trazado y también es entretenida por su pendiente. Dulce la Dueña es la que dispone de un trazado más fácil y accesible, tiene un par de pistas azules balizadas y ha sido una pena no poder disfrutarla estos últimos años.
En resumidas cuentas, Valgrande-Pajares es una estación con encanto. No dudes en visitarla si tienes la oportunidad, porque no te arrepentirás.
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