No son pocos los ‘valientes’ que se apresuran a asegurar que el esquí de velocidad es muy sencillo porque “ir recto es muy fácil”.
Una afirmación que acompaña el vídeo colgado en Instagram de un auténtico referente del Kilómetro Lanzado, Simone Origone, y que no puede ser más equivocada.
Los motivos son muchos, muchísimos, y de hecho los podremos ir descubriendo poco a poco y mostrándoos gracias al proyecto Solo Nieve KL.
Pero hay un motivo fundamental, y con el que no hace falta ni ponerse los esquís para ser conscientes de él: el miedo.
No han sido pocos los amigos, familiares o conocidos que, al mencionarles la genial idea de introducirme en el esquí de velocidad, me han dicho: “Buah! Pues yo he ido a toda **** bajando por las pistas, ¡a saber a qué velocidad iba!”.
La sensación de velocidad en la nieve, especialmente en una pista de esquí abierta al público, es muy elevada. Pero lo cierto es que muy difícilmente se podrían alcanzar los 100 km/h.
De hecho, esa es la velocidad aproximada a la que se va en una competición de descenso, Copa del Mundo al margen (donde sí pueden acercarse incluso a 130 km/h).
Con esto no queremos decir que sea una velocidad mediocre, ¡para nada! De hecho, ir al máximo en una estación de esquí es una irresponsabilidad ya que, por mucho nivel que tengas, nunca sabes a quién te vas a encontrar por el camino. Y todos sabemos sobradamente que en las pistas hay gente de todos los niveles.
Pero volviendo a lo que nos incumbe, esas cifras, 100 o incluso 130 km/h, prácticamente no pueden ni considerarse esquí de velocidad.
Cuando veis esas balas rojas bajando por la pista, su velocidad máxima supera con creces los 200 km/h.
Y en este caso, la presión, la fuerza del viento, la inercia… La aguantan unas piernas, y una cabeza muy bien amueblada.
Por una vez, vamos a hacer una comparación con un mundo que nada tiene que ver con la nieve, pero que en esta ocasión nos viene como anillo al dedo.
Lo que vais a ver en el siguiente vídeo de Simone Origone es una salvada como las que vemos de Marc Márquez en MotoGP, pero a una velocidad incluso superior.
El vídeo corresponde a su participación en los Speed Masters de Vars 2016, cuando logró su mejor marca personal (la segunda mejor de la historia del KL), con una velocidad máxima de 252,987 km/h.
Ya hacía bien Simone acompañando el vídeo en Instagram con un “dedicado a aquellos que dicen que ir recto es fácil”.
A ver si después de ver el vídeo siguen pensando que es tan fácil…
¡Increíble!
¡Diosmioquemiedo!