Esta temporada se me está haciendo algo extraña. Aunque, eso sí, en el buen sentido. Llega el primer día de diciembre, las estaciones empiezan a abrir y noto en mi entorno que esquía en el Valle de Arán o Andorra que hay nerviosismo, que llega el momento. Pero ese momento a nosotros nos cae muy lejos. Hace un mes que estamos esquiando y el fin de semana del 1 de diciembre es uno más. Bueno, uno más no. Es el primero que hemos vuelto a la normalidad, a la rutina, a empezar a esquiar con el club. Sólo eso ya lo hace completamente diferente.
Los días de entreno toca vestirse de entreno
Hasta ahora esquiábamos un poco con la sensación que tenemos de fin de temporada, que son días que vienen de regalo. Ahora ya no, ahora empieza la temporada de verdad.
No me esperaba empezar tan fuerte. Han sido dos días de entreno con los masters CANM-C y me voy con la sensación de que se ha hecho un muy buen trabajo y lo he pasado en grande. Buenas sensaciones en la nieve y Manel, el entrenador, dándolo todo desde el minuto 1. Poca gente es capaz de exprimir tanto en tan poco tiempo. Este año tengo objetivos de mejora bastante marcados y estoy convencido de que me ayudará a alcanzarlos. De momento hemos empezado muy bien, con dos entrenazos muy serios. Me gusta, estoy contento de seguir aquí. Y qué queréis que os diga, entrenar con unas masters tan laureadas siempre es un plus.
En esta pista casi plana de Coma Oriola cayeron infinidad de bajadas. Me encanta hacer ejercicios que luego repercuten en el esquí de cada uno. Es una pequeña inversión con un retorno que se aprecia desde el primer momento.
Y nada, ahora esperar a ver qué pasa este puente, porque ese sí que es el verdadero pistoletazo de salida de la temporada.
Bendita rutina. Yo no lo siento todavía, hasta que no pase La Purísima, que parece que va a ser un poco atípica, no me sentiré «en rutina».
En este caso a mí me pasa parecido, pero lo del club sí que para nosotros es un cambio radical. A ver cómo va el puente…